domingo, 12 de mayo de 2019

VIRXE DA FRANQUEIRA. UN LUGAR PARA LA VOCACIÓN


El lema de este año de la Jornada mundial de oración por las vocaciones nos invita a conocer el sueño de Dios y decirle sí. Un tema que brota de la doctrina de los últimos meses del papa Francisco y que nos recuerda que la vida cristiana es un buen sueño. Añado, vivir lejos de Dios, buscarse a sí mismo, complacer lo que el mundo o nosotros nos planteamos puede ser una pesadilla. Adentrarse en la noche sin sueños puede ser tiempo de guerra.
Esta mañana, con el deseo de adentrarnos en la preparación a la Romería en honor de la Virgen, quiero compartir con vosotros estas líneas. 
Lo primero es, que lo que digo es válido para todas nuestras comunidades, pero aquí lo especifico en nuestro santuario.
Nuestro sí nace de la gratuidad de nuestros padres que son mediación de Dios para abrirnos a la vida y a la fe. Muchas parejas jóvenes, con sus promesas de vida inauguradas se ponen a los pies de la Virgen para encomendarse a ella en su vida familiar. Le ofrecen el ir caminando en ese proyecto de Dios para ser Iglesia doméstica, que nace del amor que Dios ha puesto en sus corazones. ¿Esto es decir sí al sueño de Dios? Sí, al sueño de que nos amemos como él nos ama. De ser imagen de Cristo y su esposa la Iglesia. 
Esta primera vocación, porque es responder a una llamada, se celebra en el sacramento del bautismo. No son pocos los que deciden bautizar a sus hijos en este santuario, que posteriormente, la Virgen vea viendo como crecen, maduran en su vocación bautismal.
Permitidme que pase ahora a lo que nos centra en este domingo que son las vocaciones consagradas, sacerdotales y misioneras. Lo haré con breves ejemplos que nos iluminen.

En esta casa, antiguo monasterio, se vivió durante siglos la vocación monástica. Una de las más bellas expresiones del sueño de Dios. Pues una comunidad de hombres viviendo en la oración y el silencio, el trabajo y la escucha de la Palabra, en el ritmo de la naturaleza y del tiempo, es decir sí a la belleza del amor de Dios creador, encuentro, diálogo entrañable. Aquí, los benedictinos y cistercienses habitaron este monasterio desde la Edad Media hasta 1835. Siglos de presencia, de amor. Este era uno de los pocos monasterios masculinos de la Diócesis, que, desde la desamortización ya no tiene ninguna comunidad con este carisma.

La vocación consagrada la veo en múltiples ocasiones en que vienen hasta aquí religiosos y monjas, que renuevan su sí a ser espejo del corazón de Dios entregando sus vidas por los más débiles y pequeños, por los enfermos y los pobres. Por aquí pasan dejando la suave fragancia del amor los vecinos frailes menores, los franciscanos que habitan en Canedo, y algunos vienen en vacaciones cada año. Pasan muchos de las comunidades que están en Vigo, y en el libro de oro y en diversos reportajes así constan, no olvidamos en los archivos las ofrendas de oración de los Jesuitas, Maristas, Salesianos, Carmelitas. Las visitas de los colegios de religiosas que, sobre todo, en el mes de mayo vienen con sus alumnos. Las peregrinaciones de Cluny y de otros centros. Constan las Misiones predicadas por los Claretianos en el año 1954, o la ayuda inmensa de los franciscanos en las romerías y actualmente los salesianos. Y también los misioneros y misioneras que cuando vienen de vacaciones pasan a saludar a María y dan gracias por su maravillosa vocación.

Por último la vocación al ministerio presbiteral, los sacerdotes seculares que dedicamos y consagramos nuestra vida a la vida parroquial. Desde que asume el servicio de atención pastoral la parroquia santuario la diócesis se tiene clero que debe ser un foco de fe en toda la Iglesia de Tui-Vigo y más allá de sus fronteras. Son muchos y santos y buenos sacerdotes que rigieron esta parroquia, pero también han sido y son los muchos que vienen a rezarle. Por la semana no es extraño que algún compañero viene a rezar el rosario, sobre todo ahora en mayo, o quien ha celebrado su primera misa en su altar, o los que siendo seminaristas se prepararon aquí para decir sí a la vocación sacerdotal. Siguen los seminaristas teniendo esta vinculación con María en este santuario.Sacerdotes que cada año no faltan a la cita con sus parroquias en pascuillas o que peregrinan en septiembre, sacerdotes que presiden las Misas en estos días tan especiales o celebran el sacramento de la Reconciliación con tantos peregrinos que desean confesarse.

En este día del Buen Pastor solo me queda pedirle a María una cosa, que el Señor nos conceda alguna vocación sacerdotal, misionera o consagrada en estas parroquias. Que este año dedicado a los jóvenes sea fructífero en alegría y entrega. Cuando nos reunimos en Pascuillas es la Iglesia peregrina que sigue un camino de respuesta a su esposo, a Cristo y le dice sí al amor.

María es la que dice sí al amor de Dios, a su sueño, la que se entrega y es imagen de esta Iglesia consagrada, entregada con alegría al corazón de Dios.

Feliz domingo
Xabier Alonso
12-05-2019

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