domingo, 28 de julio de 2019

LLAMAD, PEDID, BUSCAD. EL PADRE RESPONDE, ENTREGA, ES ENCUENTRO


Jesús, orando nos enseña a orar, y la oración se hace para nosotros petición, pues estamos necesitados; búsqueda, pues estamos perdidos; encuentro pues no podemos estar solos. 
La oración, según Jesús, es un movimiento de encuentro en que descubrimos con la confianza de hijos nuestra pobreza, esa que a pesar de tantos intentos no resolvemos, pero que necesita de la constancia. Por lo tanto es encuentro desde nuestra propia realidad y necesita una gran dosis de constancia, permaneced en la oración continua, porque el amor no es por partes, sino por siempre y para siempre. 
Es búsqueda confiada, no caminamos a tientas, sino de la mano que quien nos ama.
Es apertura al encuentro, a la comunión, a la fraternidad.

Por esto la oración es Abba, Padre, es Nuestro, en los hermanos para todos. Es perdón y misericordia, es alimentarnos del pan de cada día, del pan que sacia. No nos dejes caer, y si caemos, levántanos Padre.




Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-13):

UNA vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».
Y les dijo:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».

Palabra del Señor


domingo, 21 de julio de 2019

ABRE TU CASA A CRISTO




Dejamos el domingo pasado a un pobre hombre herido, sanado por la compasión de un samaritano y llevado a una posada. Vete y haz tú lo mismo, nos decía Jesús. Y como el posadero también acogemos a la persona necesitada de ser sanada en nuestra vida.
Hoy, Jesús, nos enseña a saber acoger, recibir al huésped que es él, conscientes de que es el encuentro con su amor.
Marta, maría y Lázaro, hacen de aquel hogar de Betania una imagen de lo que somos cada uno y esta Iglesia que formamos. Una casa abierta, todo dispuesto, con atenciones y cuidados, pero donde lo esencial es saber aprovechar a oportunidad de "perder" el tiempo a los pies del Maestro, compartiendo la vida y conociendo lo bueno que se acerca a nosotros. Una buena lección, abandonar nuestras preocupaciones inmediatas, para priorizar y responder a lo que Dios pone delante de nosotros.
Betania, la casa de la acogida, del descanso, del encuentro y la alegría, es nuestro corazón necesitado de priorizar lo auténtico.
Ahora, este domingo, abre las puertas, deja sentarse a tu mesa al peregrino del mundo, Cristo, al huésped de la historia que nos trae palabras de vida eterna.
Feliz domingo

Xabier Alonso
21-07-2019

domingo, 14 de julio de 2019

DÉJATE CURAR


Todos sacamos unas buenas conclusiones de la parábola que Jesús le relata al letrado. Como este buen hombre, el entendido en leyes, buscamos la mejor forma de cumplirlas. Cual es el primero, lo fundamental, lo que no debemos nunca olvidar, lo que sin eso no podremos alcanzar vida. Y la respuesta no es otra que la que había revelado Dios a lo largo de los siglos. ¿Nada cambia? Amar a Dios, con todo el corazón, toda tu alma, todo tu ser, y al prójimo como a uno mismo. Pues, ahora, cierras el librito y a seguir con la vida, como si nada. Sorprende que digamos, con toda serenidad, amar con todo. ¿Qué dices? ¿con todo?. Pues eso, cierro el libro y a seguir con mi mediocre vida intentando gustar la frustración de que para nosotros es imposible, pero para Dios, que todo lo puede lo hará, o que es cuestión de fe, o que solo están llamados los santos. Muchos son los llamados y poco los elegidos. Y con esta decepción del pecado de la imposibilidad de lograr lo primero y necesario, seguimos la vida. 
Pero la parábola, lejos de ser un adorno a la doctrina, o un ejemplo del que debemos servirnos para entender, es nuestra vida. Permíteme que desgrane algunas pequeñas reflexiones a la luz de los personajes.

Los sujetos a la ley son el levita y el sacerdote. Y esto lo entendía bien el letrado. Pues era conocedor de que aunque pudiesen parase a socorrer al pobre del hombre tirado en el camino, se complicaban la vida. Éstos pasarían a un ritualismo de purificador y así entrar a realizar los sacrificios en el tempo y las ofrendas a Dios "compasivo y misericordioso". Hoy, también, adornando nuestra vida de leyes sabemos cual debe ser el comportamiento ante el sufrimiento y la injusticia de los hombres. Todos tenemos una bolsa llena de buenas razones para resolver las desigualdades, lo que deben hacer los estados y gobiernos en las relaciones internacionales, las políticas que se deben fomentar, las normas y las penas para quienes no las cumplan. Pero, a mí no me toca hacerlo. ¿Estar con el miserable tirado en la vida? Pues, eso, para eso están las leyes. Yo no puedo complicarme la vida, puede que después el expediente policial o ante el juez esté manchado por llevar a un drogata al hospital, porque tendría que dejar los datos, y eso no me conviene, por pureza de expediente como ciudadano. No voy a ponerme con aquellos que intentan salvar a las mujeres que trabajan en un local de alterne esclavizadas por redes de trata. No, hombre, no vayan a pensar que eres cliente y quede tu expediente impuro. Pero no me vas a pedir que le eche una mano a los inmigrantes, no se crean que estoy también en malos rollos, o que me pidan cosas, o ... 
Y entonces, ponemos la lista de cosas buenas: lo primero rezamos, nos compadecemos, nos duele, somos sensibles pues cambiamos de canal al ver estas desgracias en la tele, o hacemos un gesto de dolor. Pero tranquilo la vida sigue. Pero hacemos alguna cosilla, y ayudamos. 
Pues seguimos en la mediocridad, porque e levita, el sacerdote, que pasan de largo, somos tú y yo, porque la ley es la misma Amar sobre todas las cosas, amar con todo el corazón, con todo tu ser, con toda tu alma, y al prójimo como a uno mismo. Y la ley se convierte en una carga insoportable por inalcanzable.
Pongo ahora nombre a los dos personajes que falta por comentar, excluyendo al posadero, que de ese no digo nada. 
El hombre tirado son estos todos de los que te hablaba: pobres, inmigrantes, excluidos, tirados en la calle, drogatas y adictos, prostitutas y alcohólicos, enganchados e adiciones impensables, maltratadores y maltratados, pero ahora mírate tirado, tú y yo. Pon los zapatos de todos ellos, toca fondo en tu miseria, experimenta el silencio agobiante de no levantarte en la vida. Yo lo veo en mí, ¿y tú?.
Porque, el Buen Samaritano, el Jesús de corazón inmenso, de amor infinito, de misericordia y bondad, es el que de forma desinteresada, gratuita, amorosa y compasiva, carga al hombre, al perdido como la oveja, al esclavo de sus miedos e impotencias, de las miserias, y lo cura con el "aceite del consuelo y el vino de la esperanza". Mientras no experimentemos el ser sanados por Jesús poco saldrá de nosotros, sino buena voluntad y aguante para hacer las cosas por los demás por diversos motivos, pero sin llegar más que a poner con el buen deseo algo bueno en este mundo de desigualdades. 
Si el domingo pasado decía déjate querer, hoy tengo que decir y decirte déjate cuidar, déjate sanar, déjate cuidar. Y cuando vemos la grandeza de quien nos sana, podremos salir a sanar, cuidar, porque siendo amados podremos amar.


Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».



Feliz domingo
Xabier Alonso
14-07-2019







jueves, 11 de julio de 2019

SAN BENITO

 Benito, bendito, bendición de Dios a todo un pueblo. Bendito pues no se acomodó en una vida fácil, sino que, escuchó la palabra en su corazón. Bendito por ese inmenso silencio, como mar en que se adentra aventurero de nuevas tierras. Bendito en celebrar la obra de Dios, poner en cada verso corazón agradecido reconociendo en el Padre Bueno el regalo de su amor. Bendito por hacer de cada encuentro oportunidad para la comunión, encuentro saliendo de la mazmorra que aprisiona buscarse a uno mismo, para encontrarse con el hermano y en él, el rostro del Señor. Bendito porque cada casa de tus hermanos y hermanas es un remanso de paz, un sosiego del corazón, una oportunidad para ser más hermano. Bendito por acercar el buen saber, la sabiduría del corazón, el buen sabor de la contemplación. Bendito por la caridad, abrir las puertas al pobre, al peregrino y que cada monasterio sea un hogar. Bendito Benito, Benito Bendito.

Feliz día a todos
Xabier Alonso
11-07-2019

domingo, 7 de julio de 2019

PEDID AL DUEÑO DE LA MIES

Hoy estamos de fiesta
Dos nuevos presbíteros, un diácono, dos lectores. Una diócesis, como la nuestra, tiene hoy un motivo más que sobrado para hacer fiesta. Jóvenes, decididos, apasionados por Cristo, entregados a los hermanos, dispuestos a todo. Hoy, queremos dar gracias al cielo por este don tan maravilloso. Hoy queremos cantar por la bendición que Dios nos concede en la vocación a ser vivir en Cristo.

Todo este día deamos grazas e esteamos co corazón cheíño de ledicia. Benqueridos amigos e amigas, pídovos que sigamos confiando no amor. El bendinos coa súa paz e nos enche do seu amor.
Non nos esquezamos de seguir orando polas vocacións, por todas, en primeiro lugar para que cada un renovemos en nós a vocación, a chamada e a resposta ao amor de Deus no bautismo. Polas novas vocacións á vida matrimonial e familiar, a consagración relixiosa e misoneira, a consagración do ministerio presbiteral e diaconal. 

Que teñades todos un feliz domingo
Xabier Alonso

miércoles, 3 de julio de 2019

CREO Y VEO

Me convence, me vence, me ilumina, me llena.
Vencido por una palabra, por un gesto, por haber sido tocado por quien ama y muestra las llagas de este amor. Heridas que sanan los golpes de mi incredulidad. Dureza de corazón vencida por la dulzura de tu mirada. Ahora, extiendo mis manos, toco y al tacto siento el gozo de haber sido marcado por las huellas de la ofrenda. 
Señor mío y Dios mío. Susurro, pronuncio, sin sentirme avergonzado, sino por haber sido vencido. Dios mío, ya es posesivo, eres mío, eres vida mía, eres Tú en mí y yo en Tí.
Dios mío, ya no eres ajeno, eres dueño de mi vida, dueño de mi ser, de mi corazón, mi pensamiento.
Creo, toco, veo, gozo.
Y sigo viendo tus llagas sanadoras y santificadoras en la mirada, en el tacto y en latir del corazón de tu Iglesia que te presenta ante el hombre herido e incrédulo. Ven hermano, hermana, oye, toca, siente.

Xabier Alonso
03-07-2019


3 de xullo: festa de Santo Tomé apóstolo
Evanxeo: Xn 20, 24-29
    Tomé, un dos doce, o chamado Xémeo, non estaba con eles cando chegou Xesús. Dicíanlle entón os outros discípulos:
    --Vimos o Señor.
    Pero el contestoulles:
    --Como non vexa nas súas mans os buracos dos cravos e non meta nelas o meu dedo; como non meta a miña man no seu costado, non crerei.
    Oito días despois estaban outra vez dentro os discípulos e Tomé con eles. Chegou Xesús, estando pechadas as portas, e, poñéndose no medio, dixo:
    --Paz convosco
    Despois díxolle a Tomé:
    --Trae aquí o teu dedo e mira as miñas mans; trae a túa man e métea no meu costado. Non sexas incrédulo, senón home de fe.
    Tomé respondeulle:
    --Meu Señor e meu Deus!
    Xesús díxolle:
    --Tes fe porque me viches? Benia as persoas que creron sen me veren!