jueves, 18 de julio de 2024

A VIRXE MARÍA NO MINISTERIO DO BISPO

A VIRXE MARÍA NO MINISTERIO DO BISPO 

Imagen de la Asunción
Coro catedralicio de Tui


Benqueridos amigos e amigas. Estamos xa as portas da celebración da consagración de D. Antonio Valín. Quero darlle remate a este mes en que fun compartindo diversos aspectos do ministerio episcopal. A razón primeira é por facer accesible aos lectores a figura do bispo na Igrexa. En segundo lugar que é unha oportunidade única, os anos van pasando para todos e un acontecemento como éste igual non volve a sucedernos ata sabe Deus cantos anos. Un desxo de coñecer máis e mellor a historia da nosa Diocese e da súa catedral, aínda que fose de xeito tan sixelo. Un afondamento na espiritualidade e na pertenza á nosa comunidade crsitiá que peregrina en Tui-Vigo.

Permitirme que hoxe transcriba o número 35 do documento Apostolorum sucessores. está dedicado á dimensión mariana da vida do bispo. Como ben sabedes, tanto a Catedral de Tui, como a Concatedral de Vigo, está dedicadas ao Misterio da Asunción de María. A ela dedico este traballo deste mes e encomendo ao noso novo bispo. No seu escudo quixo recoller na estrela de 8 puntas a presenza de María Stella maris e dinos que quere que sexa o "faro" que nos acompaña e guía. Con este desexo poño a imaxe da Virxe que presidía o coro e que está no museo catedralicio e a imaxe que coroa o presbiterio da nosa catedral.

 Espiritualidad mariana.

Del perfil mariano de la Iglesia la espiritualidad del Obispo asume una connotación mariana. El icono de la Iglesia naciente que ve a María unida a los Apóstoles y a los discípulos de Jesús, en oración unánime y perseverante, a la espera del Espíritu Santo, expresa el vínculo indisoluble que une a la Virgen con los sucesores de los Apóstoles. Ella en cuanto madre, tanto de los fieles como de los Pastores, modelo y tipo de la Iglesia, sostiene al Obispo en su empeño interior de configuración con Cristo y en su servicio eclesial. En la escuela de María el Obispo aprende la contemplación del rostro de Cristo, encuentra consolación en la realización de su misión eclesial y fuerza para anunciar el Evangelio de la salvación.

La intercesión materna de María acompaña la oración confiada del Obispo para penetrar más profundamente en la verdad de la fe y custodiarla íntegra y pura como lo estuvo en el corazón de la Virgen, para reavivar su confiada esperanza, que ya ve realizada en la Madre de Jesús “glorificada ya en los cielos en cuerpo y en alma”, y alimentar su caridad para que el amor materno de María anime toda la misión apostólica del Obispo.

Asunción del Presbiterio de la Catedral

En María, que “brilla ante el Pueblo de Dios peregrino en la tierra”, el Obispo contempla lo que la Iglesia es en su misterio, ve ya alcanzada la perfección de la santidad a la que debe tender con todas sus fuerzas y la indica como modelo de íntima unión con Dios a los fieles que le han sido confiados.

María “mujer eucarística” enseña al Obispo a ofrecer cotidianamente su vida en la Misa. Sobre el altar hará propio el fiat con el que la Virgen se ofreció a sí misma en el momento gozoso de la Anunciación y en aquel otro doloroso bajo la cruz de su Hijo.

Precisamente la Eucaristía, “fuente y culmen de toda la Evangelización”, a la que están estrechamente unidos los Sacramentos, será la que hará que la devoción mariana del Obispo sea ejemplarmente referida a la Liturgia, donde la Virgen tiene una particular presencia en la celebración de los misterios de la salvación y es para toda la Iglesia modelo ejemplar de escucha y de oración, de entrega y de maternidad espiritual.

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