viernes, 10 de abril de 2015

POR MUCHO QUE ME CUENTES


Cristo ha resucitado. Aleluya

El final del evangelio de Marcos es un resumen de las apariciones de Jesús resucitado, el testimonio de María Magdalena, de dos que iban a un campo (los dos de Emaús), y la incredulidad de los Once (los discípulos) que no dan creído. Es Jesús el que tiene que tiene que ponerse en medio, mientras cenaban (la Eucaristía) y hablarles con claridad. Y es que no creían por más que les dijesen. Su corazón estaba duro. Aún así El los hace testigos y los envía por el mundo a proclamar el Evangelio a toda la creación.
Muy sugerente todo esto.
Lo primero ver la multitud de situaciones que se desenvuelven a lo largo del primer domingo. Unos y otros, con la emoción del momento viven en un mar de dudas. ¿Serán sueños, alucinaciones colectivas, ratificación de una esperanza?. La palabra no es suficiente, la insistencia tampoco, las emociones no llegan, ¿qué hará falta para creer?. Pues que el Señor nos eche en cara la incredulidad y que nuestro corazón se ha endurecido. Y está bien. Creer, sí, confiar en la Palabra, en el mensaje y en el mensajero. Ahora que la fe se ha quedado reducido al ámbito privado, a no ser que tenga unas repercusiones sociales (cáritas, comedores sociales, educación, hospitales) que entonces se pone la mano en la espalda y se reconoce su valentía social en estos momentos difíciles, pero poco se habla del Reino o de Evangelio, incluso se apostilla que una cosa es la caridad y otra la Iglesia, afirmación difícil de asimilar. O cuando se observa la fe como un ámbito cultural o tradicional (véase Semana Santa, o tradiciones populares o manifestaciones costumbristas, o grandes eventos culturales) en que se reconoce su antigüedad y se le admira con respeto, pero, siempre se pone un pero. Más dramático es reducir la fe a una esfera privada, confundiendo personal con individual, espiritual con intimista y tantas veces recluida al utilitarismo de si me vale para algo, si me va a ayudar o favorecer, porque sino, ¿para qué?.
Benedicto XVI nos regalaba en su primera encíclica Deus caritas est esta frase "Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva"
Esta Pascua es Cristo el que se encuentra con cada uno, es el acontecimiento de la Resurrección el que reorienta nuestra vida, el que cambia nuestras opciones que nos despistan, por la que lo guía y orienta todo: la Vida.
(Marcos 16,9-15)

Nosa Señora da Franqueira, peregrina da fe, acompáñanos nas nosas dúbidas.

Feliz sábado
Javier Alonso
A Franqueira 
11-04-15


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