viernes, 10 de abril de 2015

PESCADORES



Cristo ha resucitado. Aleluya

La escena de San Juan nos sitúa en el lago de Tiberíades. Jesús resucitado llama otra vez a sus discípulos, como la primera vez, en el trabajo de la pesca. En esta ocasión ya tiene otra significación, la llamada inicial "venid conmigo y os haré pescadores de hombres" tiene un mayor sentido. Después de haber experimentado la cruz, "el que quiera ser discípulo cargue con la cruz",  y la muerte "el que piedra su vida la ganará"; entra en la resurrección, y con ella, en la misión. La tarea frustrante de haber trabajado toda la noche y no pescar nada se encuentra con la confianza que deben aumentar para obedecer al "personaje desconocido" que les indica donde deban largar la red. 
Es Jesús el que guía a su Iglesia, para que la pesca sobreabundante, que no rompe la red, sea manifestación de la universalidad de la salvación y de la tarea incesante de la Iglesia de estar una y otra vez cumpliendo el mandato del Señor. 
En la orilla,en la intimidad, la comida preparada es la misma que la multiplicación pan y peces, símbolo también de la Eucaristía. 
Hoy, queridos amigos, comparto con vosotros varias inquietudes:
1.- La llamada de Pedro tomando la iniciativa de ir a pescar sigue siendo actual. Es la Iglesia que, unida en el primado de Pedro, una Iglesia en comunión de amor y misión, sale por el mundo, no se cierra en sí misma, sino que, también se golpea con la negación y la indiferencia de los hombres por la fe.
2.- Puede ser una tarea según los criterios de los hombres, por eso, en la ausencia del Señor, esto es en la mundanidad de nuestra Iglesia, de los cristianos, no hay resultados. La mundanidad está presente cunado buscamos y esperamos resultados humanos de números, eficiencia, ganancias, satisfacciones, glorias y alabanzas de los hombres.
3.- Quien sabe lo que debemos hacer es el Señor. Es lo que llamaba Juan Pablo II y repite Francisco,  la primacía de la Gracia,. Ponernos como meta la auténtica conversión, que es continua, la autenticidad de nuestra vida de fe, la sinceridad, unidos más a Cristo y a los hermanos, el testimonio, la construcción del Reino.
4.- La Eucaristía nuestro alimento. Es el la Eucaristía, cunado nos reunimos la comunidad en torno al Señor, le escuchamos, nos alimentamos, damos gracias, esto es la Misa del Domingo, donde recuperamos las fuerzas gastadas. Un cristiano no sobrevive si no se alimenta del Señor, si le escucha, si no comparte con los demás esa fe y la vive. Un cristiano no avanza sin la Misa dominical, encuentro con el Resucitado.
(Juan 21,1-14)

Nosa Señora da Franqueira, ensínanos a dicir si

Feliz día
A Franqueira
10-04-15

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