Elevas los ojos al cielo y es inmenso y cuando estás en el mejor sitio dices "esto es el cielo". Si quieres hablar de lo alegre, vital dices "estoy en la gloria". Cuando ves un lugar realmente hermoso dices "esto es el paraíso". Piensa a cuantas personas admiras y dices "es un cielo", o que estás a gusto con ellas y proclamas "contigo estoy en la gloria"
Para contemplar la belleza puedes encontrarla en el corazón de las gentes, para intuir lo bueno no necesitas buscar muy lejos, para estar en el paraíso con poco basta.
Si estás en el cielo, pero solo está tu imaginación o tus deseos, poco llega. Hay muchos que te ofrecen el paraíso, la gloria, la felicidad, pero a un precio muy alto. Perder tu dignidad, la libertad o la autonomía.
Todo el ser, todo el pensar, hacer y sentir llega a las alturas. Desde el inicio , María, se puso en camino a lo increíble de lo que entrega el Padre. Le dice el ángel que el niño que nacerá es Hijo del Altísimo y traerá el perdón de los pecados. Con eso ya acepta estar en el cielo, anticipar la gloria venidera. Pues sin odios, ni rencores, violencias y corrupción, sin envidias ni maldades, entonces, con el perdón, estamos en la gloria, el paraíso sellado queda abierto. Entendió y así lo proclamó, que quien se humilla será enaltecido, que ser esclavo es ser libre, que morir es vivir, que decir sí es con mucho lo mejor. ¿Qué pierdes? Nada, pues todo lo que somos lo es desde la gratuidad y el don, desde la vida.
En la glorificación de María celebramos que todo el cuerpo, ella como primicia, como primera de los creyentes, miembro del Cuerpo de Cristo, está en la gloria. Ah! Que gran gozo, y por eso ella es proclamada dichosa, feliz, bienaventurada, por todas las generaciones.
Feliz día
Xabier Alonso
15-08-2021
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