domingo, 4 de julio de 2021

¿DE DÓNDE VIENE TANTO AMOR?


 Los piropos que decían sobre Jesús sus convecinos roza entre la admiración y la ironía. Su sorpresa y su incredulidad vienen de conocer su procedencia y sus orígenes. Eso piensan ellos. En Jesús, reunido lo humano y lo divino se unen para siempre. Su sabiduría no son solo sus enseñanzas, sino ahí está quien es más que Salomón, y por lo tanto, la auténtica sabiduría es Él mismo. Los milagros no son la demostración espectacular de ser el Hijo de Dios, sino el encuentro de la misericordia entrañable que abre a las personas al infinito de la salud, de la vida.

¿De dónde le vienen estas cosas? De dónde viene tanto amor. Porque si enseñas es para descubrir , desde el amor, la llamada universal a que seamos y nos reconozcamos a nosotros mismos, a que nos abramos a la belleza de lo escondido en el mundo, a que veamos en la palabra del hermano una invitación a conocer juntos. De dónde viene tanto amor que se convierte en sanación, en curar heridas, en abrir esperanzas, en resucitar lo caduco, a derrotar al que destruye y rehabilitar lo que edifica.

Y hoy, unido lo humano y lo divino, en los hijos e hijas, herederos en Cristo de la Gracia. Hoy, cada uno de los que hemos sido llamados a ser sabiduría y misericordia por el bautismo, demos una palabra, hagamos el gesto oportuno de la resurrección que habita ya en nosotros. Los cristianos contemplamos la sabiduría de la cruz, la misericordia del perdón, el amor a los enemigos, la presencia del Reino. No creerán en nuestro testimonio por ser más listos, tener más argumentos, convencer con más silogismos, creerán al vernos gustar la sabiduría, a saborear el mensaje de amor de Dios en Cristo, en que nos vean hombres y mujeres inspirados por el Espíritu. Nuestro testimonio es el amor, amor hecho cercanía, escucha, empatía, hecho servicio y humildad. La fe se hace palabra y vida, testimonio creíble si es caridad. 

El vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron. Jesús vino a su casa, vino a enseñarnos el camino de la verdad y la vida, a mostrarnos la autenticidad de nuestro ser, y los suyos desconfiaron. Los hombres preferimos tantas veces la violencia a la concordia, la mentira a la verdad, el orgullo a la humildad, el poder al servicio, la vanidad a la sencillez, y en los creyentes nos pasa esto. Y mundanizamos la comunidad, la Iglesia, sin dejar a la luz su rostro divino, su sabiduría y su compasión, pensando que somos más creíbles si somos más complacientes. 

Ojalá digan de nosotros ¿de dónde le viene a éste tanto amor?
Y busquemos siempre juntos la fuente inagotable.

Feliz domingo a todos y todas
Un abrazo en Cristo
Xabier Alonso
04-07-2021

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