lunes, 9 de noviembre de 2020

NOVENA DE ÁNIMAS día 5


Nuestro camino de oración continúa acompañados por el testimonio de hombres y mujeres de fe que, desde Cristo Resucitado, comprenden y asumen el sentido de la muerte. 

DIA QUINTO

LA VIDA, GENEROSA ENTREGA.

 

Del Evangelio según San Juan: (Jn 12, 24)

En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: «Padre, líbrame de esta hora? ¡Sí, para eso he llegado a esta hora! ¡Padre, glorifica tu Nombre!». Entonces se oyó una voz del cielo: «Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar».

 

La vida tiene sentido en la entrega. Dios no se reservó nada sino, que por amor, nos lo entrega todo. Como el Padre que se olvida de sí mismo nos crea, nos educa, nos cuida, nos da la libertad, nos consuela, nos alimenta, nos fortalece, nos auxilia, y si le devolvemos mal por bien, nos acoge y nos perdona.

 

Y ¿nosotros? Pensamos en nosotros, en nuestras cosas, materiales o espirituales. La vida se comprende desde la ofrenda de uno mismo, y la muerte, como la de Jesús, es la ofrenda del amor.

 

Santa Benedicta de la Cruz, joven de origen judío, acogió la fe y se entregó a la vida contemplativa en el Carmelo. Una mujer buscadora de la verdad en el estudio y la filosofía. Durante la persecución de los judíos durante la segunda guerra mundial en Holanda es llevada al campo de concentración de Auschwitz. Antes de su muerte escribe su testamento. Su martirio quiere ser la ofrenda a Dios para el bien de su pueblo y la conversión de los que viven inmersos en el mal. Aprendamos, en la comunión de los santos, que cada gesto, cada palabra buenas, cada obra, cada oración, ayuda unidos en Cristo, a que el mundo sea presencia del reino de Dios. Escuchemos las palabras de Santa Benedicta:

 

 

Agradezco de todo corazón a mis queridas superioras y a todas las queridas hermanas el amor con que me han acogido y todo lo bueno que se me dio en esta casa. Desde ahora acepto con alegría, y con absoluta sumisión a su santa voluntad, la muerte que Dios ha preparado para mí. Pido al Señor que acepte mi vida y también mi muerte en honor y gloria suyas; por todas las intenciones del Sagrado Corazón de Jesús y de María; por la Santa Iglesia y, especialmente, por el mantenimiento, santificación y perfección de nuestra Santa Orden, en particular los conventos Carmelitas de Colonia y Echt; en expiación por la falta de fe del pueblo judío y para que el Señor sea acogido por los suyos; para que venga a nosotros su Reino de Gloria, por la salvación de Alemania y la paz en el mundo. Finalmente, por todos mis seres queridos, vivos y muertos, y todos aquellos que Dios me dio. Que ninguno de ellos tome el camino de la perdición.

 

 

En Cristo, entregado por nuestra salvación, oremos confiadamente diciendo:

 

Señor ten piedad de nosotros

 

1        Para que la Iglesia, esposa de Cristo, muestre la belleza de la caridad con los más pobres.

2        Para que los gobernantes no abandonen a los que sufren.

3        Para que los emigrantes y desplazados sean acogidos y respetados

4        Para que jóvenes no caigan en la droga, el alcohol y otras formas de esclavitud.

5        Para que los parados encuentren trabajo.

6        Para que los difuntos reciban el perdón y la paz.

 

 

Oración del Papa Benedicto XVI en la carta Deus cáritas est

Santa María, Madre de Dios,
tú has dado al mundo la verdadera luz,
Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así en fuente
de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento

RESPONSO

Sacerdote: -No te acuerdes, Señor, de nuestros pecados.

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Señor, Dios nuestro, dirige nuestros pasos en tu presencia.

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Señor, ten piedad

R.-Señor, ten piedad.

 

Sacerdote: -Cristo, ten piedad.

R.-Cristo, ten piedad.

 

Sacerdote: -Señor, ten piedad

R.-Señor, ten piedad.

 

Todos: Padre nuestro...

 

Sacerdote: -Libra, Señor, sus almas

R.-De las penas del infierno

 

Sacerdote: -Descansen en paz

R.-Amén

 

Sacerdote: -Señor, escucha nuestra oración

R.-Y llegue a ti nuestro clamor.

 

Sacerdote: -El Señor esté con vosotros

R.-Y con tu espíritu

 

Sacerdote: Oremos: Te rogamos, Señor, que absuelvas las almas de tus siervos difuntos de todo vínculo de pecado, para que vivan en la gloria de la resurrección, entre tus santos y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

 

Sacerdote: -Dales, Señor, el descanso eterno

R.-Y brille para ellos la luz eterna

 

Sacerdote: -Descansen en paz

R.-Amén

 

Sacerdote: -Sus almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

R.-Amén

 












No hay comentarios:

Publicar un comentario