sábado, 7 de noviembre de 2020

NOVENA DE ÁNIMAS: Día 3

 


Seguimos avanzado en la reflexión y oración desde el testimonio de hombres y mujeres de fe que nos dejaron es sus testamentos espirituales una fuente de serenidad y paz frente al misterio de la muerte


DIA TERCERO

LA SENCILLEZ DE DAR GRACIAS POR TODO

 

 

            Del Evangelio según San Mateo: (Mt 11,25)

Jesús dijo:

«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.  Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

 

La humildad es el camino que nos ayuda a reconocer nuestra propia existencia. La vida adquiere su perfecto conocimiento en la sencillez. Cuantas veces le estamos dando gracias a Dios por las cosas que hacemos, los logros que conseguimos, los objetivos logrados, olvidándonos de lo esencial, que El es el hacedor de todo. Al enfrentarnos  a la muerte descubrimos nuestra propia limitación, es la gran humillación del hombre. Por eso, el Hijo de Dios hecho hombre, asume en sí la muerte, y muerte de cruz. El siendo igual a Dios se humilló a si mismo. El se hace culpable, siendo inocente, para liberar a los que estamos bajo el yugo del pecado; El se hace esclavo, para que nosotros vivamos en la libertad de los hijos.

 

La vidente de Lourdes, Santa Bernardita Soubirous, siempre se ve como última, la pobre enferma que en el convento “no vale para nada”. Su muerte prematura, entre dolores y sufrimientos, es la llamada a vivir la sencillez y la humildad. Su testamento nos descubre un alma transparente que da gracias por todo, incluso lo que nos resultaría desagradable de aceptar. Dejó escrito:

 

Por la miseria de papá y mamá, la ruina del molino, el tablón de la desgracia, el vino del cansancio, las ovejas sarnosas, ¡gracias, Dios mío!

Porque he sido una boca más que alimentar, por los niños, por las ovejas guardadas, gracias.

Por los días que viniste, Virgen María, y por aquellos en los que te he esperado, no sabré daros gracias más que en el Paraíso.

También por las risas, los ultrajes por quienes me creyeron loca, por los que me tomaron por mentirosa, ¡gracias, Virgen María!

Por la ortografía que nunca aprendí, la memoria que nunca tuve, por mi ignorancia y estupidez, gracias.

¡Gracias, gracias! Pues si hubiese habido en la tierra una niña más tonta y estúpida, la habríais escogido a Ella.

Por la madre Josefina, que dijo que yo no era buena para nada, gracias.
Por la maestra de novicias, su voz dura, su severidad, sus burlas y el pan de la humillación, gracias.

Por este cuerpo mísero que me has dado, esta enfermedad de fuego y de humo, mi carne podrida, mis huesos cancerosos, mi fiebre, mis dolores apagados con llanto ¡gracias, Dios mío!

Y por esta alma que me has dado, por el desierto de la sequedad interior, por la noche y por tu luz, por tus silencios y tus rayos, por todo, por el tiempo en que has estado ausente y por el que has estado presente, gracias Jesús.

 

 

 

A ti, Señor, que te humillaste hasta muerte, oramos diciendo:

 

Danos un corazón humilde.

 

1        Cuando nos creemos superiores a los demás.

2        Cuando nos rebelamos a tu voluntad.

3        Cuando nos cuesta aceptar los defectos.

4        Cuando nuestros proyectos fracasan.

5        Cuando nos buscamos a nosotros mismos.

6        Cuando no creemos en la eternidad.

 

 

 

 

LA VIDA. Oración de Teresa de Calcuta

 

La vida es una oportunidad, aprovéchala.

La vida es belleza, admírala.

La vida es beatitud, saboréala.

La vida es un sueño, hazlo realidad.

 

La vida es un reto, afróntalo.

La vida es un juego, juégalo.

La vida es preciosa, cuídala.

La vida es riqueza, consérvala.

La vida es un misterio, descúbrelo.

 

La vida es promesa, cúmplela.

La vida es amor, gózalo.

La vida es tristeza, supérala.

La vida es un himno, cántalo.

La vida es una tragedia, domínala.

 

La vida es aventura, vívela.

La vida es felicidad, merécela.

La vida es es vida, defiéndela.


RESPONSO

Sacerdote: -No te acuerdes, Señor, de nuestros pecados.

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Señor, Dios nuestro, dirige nuestros pasos en tu presencia.

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna

R.-Cuando vengas a juzgar al mundo

 

Sacerdote: -Señor, ten piedad

R.-Señor, ten piedad.

 

Sacerdote: -Cristo, ten piedad.

R.-Cristo, ten piedad.

 

Sacerdote: -Señor, ten piedad

R.-Señor, ten piedad.

 

Todos: Padre nuestro...

 

Sacerdote: -Libra, Señor, sus almas

R.-De las penas del infierno

 

Sacerdote: -Descansen en paz

R.-Amén

 

Sacerdote: -Jesús, escucha nuestra oración

R.-Y llegue a ti nuestro clamor.

 

Sacerdote: -El Señor esté con vosotros

R.-Y con tu espíritu

 

Sacerdote: Oremos: Te rogamos, Señor, que absuelvas las almas de tus siervos difuntos de todo vínculo de pecado, para que vivan en la gloria de la resurrección, entre tus santos y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

 

Sacerdote: -Dales, Señor, el descanso eterno

R.-Y brille para ellos la luz eterna

 

Sacerdote: -Descansen en paz

R.-Amén

 

Sacerdote: -Sus almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

R.-Amén

 


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