miércoles, 19 de marzo de 2025

SUEÑOS DE ESPERANZA


SUEÑOS DE ESPERANZA
José, el que dio el ser hijo al Hijo de Dios, el que asume la paternidad del que es hijo de María, acoge los sueños no como algo que surge de su intelecto, sus afectos o experiencias, sino que en ellas Dios infunde el sueño de la esperanza que ya es realidad. José es el hombre justo, enamorado y entregado, silencioso y donante de su propio ser, hombre de fe hecha vida. En el silencio del sueño, los sueños se hacen palabra, que es imperativa: no tengas miedo, acoge a María como esposa, pondrás el nombre al hijo... los sueños se hacen decisión, acción, historia. Porque todos soñamos, pero tantas veces son ensoñaciones, ilusiones, vagas propuestas de "me gustaría, sería bonito, cuanto desearía, ojalá, quién pudiera... y se convierten en un obstáculo para el realismo al que nos conducen los sueños de Dios. Éstos son realidad en la pequeñez y sencillez de la vida de cada uno: veremos un mundo en paz, justicia, igualdad, donde sean suprimidas las desigualdades, donde los derechos de todos sean realidad y cada uno sepamos como servir al bien común y vivir la solidaridad. Podemos pensar en un idealismo utópico, pero, ¿se puede construir futuro sin una esperanza que supera toda imaginación? porque Dios le dijo en sueños a José "tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados". ¿Hay algo más imposible de esperar que un niño en el vientre de su madre sea el que salve y libere de los pecados a todo el pueblo? Se despertaría José, si no tuviese fe, y pensaría que los sueños no serán realidad. Pero su respuesta ya hizo posible el sueño de Dios pendiente de la respuesta del enamorado desposado que aceptando el sueño lo cumple en cada una de las etapas, que no fueron fáciles.
Y ahora, piensa en los sueños de Dios, esa justicia, la fraternidad y la caridad, se hacen presencia en la esperanza que moviliza y activa el despertar de cada jornada, y con la Gracia de Dios, saber que el Reino no es un ilusión vana, ni una fugaz estrella que atraviesa el cielo oscuro de nuestras mentes y crea deseos que son inciertas posibilidades. No, eso no es esperanza, los sueños de Dios de pueden ya tocar con las yemas de los dedos, cuando tocas la carne doliente del enfermo y haces del encuentro presencia de amor con Jesús sufriente. Los sueños de Dios se pueden ver en la mirada del que llora pasando de la tristeza a la alegría porque la amistad se convierte en escucha activa. Los sueños de Dios se sienten en el perdón sincero, lo que estaba dividido se une, las heridas se sanan, lo lejano se acerca. Los sueños de Dios comienzan por lo pequeño, como un niño, que necesita ser acogido, protegido, custodiado, cuidado... y así comienzan a hacerse realidad los sueños de Dios.
Hoy quiero felicitaros este día de S José a todos los que portáis el nombre del custodio del Salvador y patrono de la Iglesia. A todos los padres. muchas felicidades

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