MUJER DE HERIDAS PARA LA GLORIA
Hoy quiero dedicar a María esta oración de Olaizola. Hoy, sábado, día de una madre que no se siente derrotada, ni temblorosa, sino confiada y generosa, entregada y siempre marcada por la confiada esperanza de que el Hijo transformará, pues es Dios hecho niño, joven, hombre y humano por los cuatro costados, la estrechez del corazón de los hombres es las verdes praderas en las que guiará a cada oveja perdida al hogar. María, Madre, Madre nuestra, madre de las espadas que atraviesan y dejan huella, heridas que también serán resucitadas. Marcas en el corazón que tendrán, junto a las señales de dolor de tantas mujeres, la señal de la cierta ternura de las entrañas de un Dios que se vuelca a nuestra miseria. Madre, Madre, señales de pasión invisibles pero que se sientes y duelen y llegan a ser señales en el camino de los hijos que quieren llegar a la gloria.
(José María R. Olaizola, sj)
Gracias Madre por tu si incondicional pero guardando las cosas en tu corazón porque hay esperanza
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