sábado, 22 de marzo de 2025

REZAR POR EL PAPA

REZAR POR EL PAPA

 Hace un más de un mes abría los telediarios el ingreso hospitalario del papa. Pasadas estas semanas se queda en unas frase suelta entre tremendas guerras que asola nuestro mundo. Los mensajes que envía esta ausencia informativa es muy llamativa. Por un lado sí que le preocupa al público en general la salud del papa, supongo que como uno de los líderes indiscutibles y que sigue trabajando por la paz, ahora desde el lecho del enfermo, pero sobre todo unido a la pasión de Cristo. Por otro lado el interés mediático se centra en los entramados sucesorios y las supuestas luchas de poder, las tendencias y polarizaciones, los negocios internos... todas esas cosas que siempre hicieron del imaginario vaticanista una fuente de novelas negras, o por lo menos oscurantistas. Pero el silencio actual es para mí un mensaje. La enfermedad es clara, el diagnóstico más que conocido, la situación no se le oculta a nadie. Esta queja de algunos que la Iglesia mantiene un secretismo, no es cierto, pues la información es suficiente, no como algunas casas reales que no informaron a nadie hasta el fallecimiento, y de poner fotos, creo que el enfermo se merece un respeto, no solo por la exposición pública, sino por no crear el típico morbo de los comentarios posteriores. Pero este silencio, unido a la enfermedad lo veo como un mensaje de la identificación del papa Francisco con los miles y miles de hospitalizados y mayores. Es el silencio de la constancia y la paciencia. Porque, desde esta situación se gobierna, sí, porque el gobierno sobre todo de la Iglesia no es la gestión, o la economía, o las decisiones más o menos políticas, sino que es el pastor y vínculo de unidad de la Comunidad Cristiana Católica, y esta es una forma de aleccionarnos, de ayudarnos a empatizar con la enfermedad, los cuidados, los mayores. Porque, a todo esto, no vaya a ser que entremos también en la cultura del descarte para con Francisco. 

Traigo a la reflexión un texto de una entrevista del Papa sobre María y que dice lo siguiente cuando trata de la presencia María en el Camino de la Cruz de su Hijo:

Cuando Dios entró en el mundo a través de María, lo ha ha hecho con paciencia. Y cuando veo al pueblo cristiano paciente - los enfermos que aceptan la enfermedad, las madres de familia, los ancianos que están solos y se resignan, los encarcelados- tantos que soportan el dolor con paciencia se unen a la pasión de Cristo, a la pasión de Dios en Cristo. Cuando veo estos signos de esperanza, la palabra que me viene a la mente es precisamente paciencia.

La paciencia es la capacidad de llevar sobre las propias espaldas las cosas de la vida, pero con esperanza, mirando adelante. Solo un apasionado es capaz de ser paciente. Quien no tiene la experiencia de la pasión cristiana, de ser apasionado, como mucho puede llegar solo a la tolerancia.

Sigamos orando por el papa y con el papa, por su salud y por la paz, la fraternidad y los cuidados, por la unidad y la comunión.



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