Este domingo el evangelio nos regala una de las páginas más hermosas. La parábola del Padre misericordioso, el hijo pródigo y el Hermano envidioso. El capítulo quince de San Lucas es una invitación a reconocer que Dios tiene entrañas de misericordia y buscar a sus hijos perdidos y descarriados. Las parábolas nos muestra en ese deseo de Dios te salir al encuentro de aquellos que han perdido el rumbo de sus vidas. Los fariseos y los cumplidores de la ley denunciando actitud de Jesús de comer con publicano sea pecadores.
Permitidme simplemente que destaque unos pequeños rasgos que nos describe la parábola. El primero de ellos es que el Padre sale. El regreso del hijo se ve planificar poden que el Padre sabe de su hogar para otear el horizonte y pacientemente desea la muleta de que que se ha perdido. Cuando lo ve corre a su encuentro lo abraza, lo besa y organiza rápidamente una fiesta. Lo mismo hace con el hijo mayor. Ante la negativa de entrar a compartir la fiesta del regreso de su Hermano, el Padre de sale para convencerle. Esta actitud nace de la descripción que realiza San Lucas en que nos dice expresamente se le conmovieron las entrañas. Es la fuerza del perdón que nace desde lo más profundo del ser de Dios. Son las entrañas maternas de quien ha visto desgarrado su interior por las decisiones de sus hijos. Esas entrañas maternas no le llevan a recriminar si no a reconstruir el daño que provoca en ellos el pecado.. En devolver la alegría al hogar. En celebrar la fiesta de la comunión.
El segundo de los aspectos es el lenguaje del Padre. Este hijo mío. No acepta que la vuelta del hijo suponga una degradación de su identidad. La libertad de ser hijos debe ser asumidas desde el riesgo de ser rechazado como Padre, haberse aprovechado de él, abandonar el hogar y pensar que la auténtica libertad es una autonomía mal gestionada que significa sufrir los daños del abandono del amor. La vuelta a casa y la aceptación del hijo que regresa se reconstruye también en la fraternidad. El Padre sale al encuentro del hijo mayor para decirle este Hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida. El pecado no sólo destruye la relación con el Padre sino también la relación con el Hermano.
Estamos en el domingo de la alegría. Ya van quedando menos días para la celebración de la pascua. Somos invitados a dejarnos perdonar y amar desde las entrañas misericordiosas del Padre. Son las entrañas de la maternidad que continuamente engendra, da a luz lo que significa ser hijos e hijas, hermanos y hermanas. La maternidad no se agota, es continua en el amor
Dios nos viste el traje de fiesta, nos pone el anillo de la alianza y nos invita a celebrar como Hermanos
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