martes, 4 de agosto de 2020

SACERDOTE

Dios que comenzó en ti la obra buena, él mismo la lleve a término.
Y así es.
Tiene la osadía, la valentía y atrevimiento,
de poner en manos de hombres,
frágiles, débiles y pecadores,
la obra de la Gracia.
Una Iglesia atrevida y valiente,

capaz de aceptarnos a nosotros,
para ser sacerdotes de Cristo.
Una comunidad de corazón grande
que ve en el rostro de un desconocido
la mirada del Buen Pastor.

Fue el Señor
es el Señor
será el Señor
porque en El, por El y para El
la vida es.

No importa mi entrega, ni mi dedicación,
no es efectividad ni resultados
no son méritos ni éxitos.

El síntoma de la fidelidad sacerdotal
es la humildad de haber sido enriquecido
con un tesoro inmerecido.


Hoy, fiesta de San Juan María Vianney
recemos por todos los sacerdotes.


Gracias, Señor, por este don tan grande

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