domingo, 11 de enero de 2015

TU ERES MI HIJO



La celebración del Bautismo del Señor cierra este ciclo de la Navidad. El Hijo de Dios se manifiesta en nuestra carne mortal y lo hemos visto. Como los pastores, corriendo, nos hemos llenado de alegría; como los magos, seguimos su estrella y los adoramos; como Simeón y Ana, vemos nuestras esperanzas cumplidas; como José, asumimos los riesgos de la fe; como María, guardamos en nuestro corazón y meditamos. La marca de serie de la navidad es la Alegría.
Este domingo contemplamos al UNGIDO, el MESÍAS, el HIJO. Es CRISTO, que se coloca en la fila de los pecadores, el que camina al lado, con, los que se acercan a sumergirse en las aguas de la purificación a las que Juan Bautista invita a la conversión. Y como Moisés, el rescatado de las aguas del Nilo, así Jesús, sale del agua del Jordán y se manifiesta ante todos su misión. No deja de sobrecogerme la escena, pues la narración nos dice que "se abrieron los cielos", lo impenetrable ya es accesible, ya no hay distancias entre Dios y los hombres, El Hijo de Dios hecho Hombre es presencia de los divino entre lo humano. Y desciende suavemente el Espíritu, como el vuelo de una paloma, no viene a agredir ni atacar como un ave de rapiña, sino con suavidad porque viene a llenarlo todo de su fuerza.
Hoy he cogido un poco de aceite y me untado las manos, pues quería ver lo que la unción, reservada en la antigüedad a los sacerdotes, profetas y reyes, ahora es patrimonios de los hijos en el Hijo. Y es que el aceite, hace que lo duro se reblandezca, lo débil se fortalezca, lo escabroso se suavice, el dolor se amortigüe, y lo penetra todo, lo llena todo, lo inunda todo, no hay separación. En Cristo, el Ungido, el elegido para la misión del salvar es salvación en todo llamando a la conversión pues está entre nosotros el Reino.
He tomado el aceite porque cada uno de nosotros hemos sido ungidos y llamados hijos para la misión, esa recibida en Cristo, y como el aceite que no se puede separar, así, no podemos dividir nuestro ser humano de ser cristiano, sino que todo está lleno de la Gracia. Todo nuestro ser ha sido tocado por el Espíritu, todo, nuestra mente, nuestro corazón, nuestros afectos, nuestra voluntad, nuestra acción, todo es inundado de la Gracia .
Este domingo renovemos nuestro bautismo y llenemos todo este mundo de la presencia del Señor, del buen olor de Cristo.
Feliz domingo y unidos en la oración á Nosa Señora da Franqueira

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