sábado, 3 de enero de 2015

NAVIDAD: VER A DIOS

Fachada de la Natividad en la Basílica de la Sagrada Familia. 



Este domingo escucharemos en la celebración de la Eucaristía el prólogo del Evangelio de San Juan. Como las buenas obras literarias tiene un hermoso y denso inicio que nos introduce de forma sorprendente y nos crea la expectativa de lo que vamos a leer. Se necesita una lectura reposada y serena de este texto para descubrir, en todo su esplendor, el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.
A partir de una percepción de los leído y orado se me ocurren varias cosas para compartir.
La accesibilidad de la Palabra. Muchas veces nos hemos creado un Dios intelectual y consideramos, con pesar, que parece que cree más el que sabe más, el que tiene mayores conocimientos, el que discurre un discurso, más o menos coherente, el que cita incesantemente textos bíblicos, o el que lee libros en los que el primer párrafo te deja traspuesto en el sofá del salón, más que un documental de la 2. 
Pero también vemos que los "intelectuales" son los que tienen argumentos para decir que Dios no está, que la religión es una cosa trasnochada, o que la "ciencia" es la única veraz. Bueno, la matemática también y las estadísticas aciertan como yo tirando al pichón.
Dios es comunicación, da palabra accesible, que penetra, no solo en el intelecto, sino en todo el ser, lo transforma todo, es revelación de quien es Dios. Es una palabra que traspasa el tiempo, pues son miles de años los que nos contemplan, y el espacio, pues son miles de kilómetros los que nos separan de su origen. Hagamos posible la escucha. Evidentemente yo no estoy en contra de una buena formación, todo lo contrario, necesitamos creyentes bien formados, pero que no caigan en el pensar que por saber más son mejores, serían cristianos de primera y de segunda. Recuerdo una viñeta de José Luis Cortés en la que un joven sacerdote dialogaba con una anciana que de rodillas y rosario en mano estaba con los ojos abiertos y sorprendidos, pues el clérigo le preguntaba ¿Y usted sin leer la suma teológica de Santo Tomás cree?.
No olvidemos las palabras de San Pablo "Dios escogió lo necio del mundo para humillar a los sabios; Dios escogió  lo débil para humillar lo poderoso. Aún  más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que  nadie pueda gloriarse en presencia del Señor" (1 Cor1,26-30).Y como escucharemos también este domingo el la segunda lectura ""El no eligió, antes de la creación del mundo, para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia por amor". (Ef 1,3-6). Si, pero ¿quien conoce el misterio del amor?, ¿quien ha traspasado sus entrañas y ha desvelado toda su grandeza?, ¿qué es la vida y el amor, y el encuentro, y la escucha y la palabra, si no hay también lo sorprendente, lo admirable, lo nuevo, lo distinto?. Sí, lo grandioso de nuestra vida también es lo que no comprendemos, pero acogemos. Así, no son los argumentos lo que me va a convencer, sino, la vida, el testimonio, la prolongación del Dios encarnado en la vida de los que son "hijos en el Hijo". 
Este fin de semana, con calma, sin prisas, lee, reza y acoge la Palabra del prólogo de San Juan, pues "A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer" (Jn1,18)
Unidos a María, Nosa señora da Franqueira en la oración
Javier Alonso

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