miércoles, 14 de enero de 2015

ORAR EN UN LUGAR APARTADO


El Evangelio de Hoy nos presenta a un Jesús en plena actividad, lo resume en pocas frases, pero se le ve cerca de los que sufren, cura a todos los que puede, comunica la Palabra, todos se agolpan junto a él, lo quieren ver, tocar, escuchar. Sus horarios son de total entrega pues atiende a la gente después de ponerse el sol. Una muestra más de su finura, espera a que todos terminen sus trabajos, a que puedan disponer de la oportunidad de estar con el, y toda la localidad está agolpada en casa. Pienso en lo que nos dice el Papa en la Exhortación Evangelii Gaudium sobre el que las iglesias estén abiertas y la atención a la gente. Cosa que también está en la programación pastoral de nuestra diócesis para este año, y dice así:  Reorganizar los horarios de misas y de apertura de templos en las parroquias. Lo que se pretende en esta línea de acción es mejorar el servicio de atención. A veces nos cuesta entender que nuestros horarios, los de las iglesias, tienen que ser como los de Jesús, atención permanente. Más aún, es necesaria es atención personal, el servicio a cada uno que solicita un poco de tiempo para dialogar, ser escuchado. Los Camilos de Madrid ya han comenzado este servicio con una furgoneta y un grupo de voluntarios para la atención a las personas que necesitan hablar por sus problemas de enfermedad, o porque tienen a su cargo enfermos, o por estar en duelo por la muerte de un ser querido. Ya me gustaría que en este Santuario da Franqueira pudiésemos tener un día también este servicio a tantas y tantas personas que vienen con sus problemas, con sus enfermos y necesitados de escucha.

Pero también hay un elemento indispensable en la vida de Jesús, y es que, después de terminar tarde, atendiendo a todos, aún de noche, se fue al descampado a orar. Allí lo encuentran sus discípulos, y decide seguir camino para ir a otros sitios. Sí, ahí está el motor de Jesús, su oración. Nosotros, o por lo menos yo, que queremos todo ya, rápido, cuanto tiempo estamos en oración, solos, para preguntarle al Señor si estamos cumpliendo su voluntad. A pesar de las prisas, es bueno, muy sano, y equilibra mucho, ponerse en silencio, dejar atrás los éxitos, pues son obra del Espíritu Santo, y buscar, buscar, salir, lanzarse.

Busco personas que quieran formarse para ser oyentes y acompañantes de enfermos, cuidadores, personas en duelo y dispuestos a formarse con tiempo. 
¿es un sueño o podrá ser realidad?

Me gustaría que este lugar, apartado pero muy metido en nuestros corazones, siguiese siendo el lugar de la escucha, de la oración, del encuentro y del consuelo,

Todo esto se lo pedimos a Nosa Señora
Javier Alonso Docampo

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