Durante estos días de Navidad son muchos los niños que vienen con sus familias, padres o abuelos, a participar en las celebraciones litúrgicas, o como vienen de vacaciones a sus pueblos natales, a visitar a la Virgen. Donde está colocado el belén hay un cestillo con caramelos. A veces andan un poco despistados y yo e acerco a decirles ¿no cogiste caramelos?. Se les cambia la cara y sin pensarlo ya buscan donde es el lugar de la fortuna para el paladar. Siempre procuramos tener algún detalle para los niños, y, después de un poco de conversación les pregunto como se llaman, de donde son... y sus padres o abuelos siempre contestan. ¿Quien eres?, pues antes de nada lo que estás llamado a ser: amigo, hermano, alegre... esto enseñan los niños, porque si actúas con sinceridad ellos muestran lo que estás tú llamado a ser. ¿Es que podemos ser más que amigos, hermanos?, ¿podemos aspirar a algo más grande que la fraternidad?, ¿podemos compartir algo más grande que la filiación divina?.
Los adultos decimos de nosotros mismos lo que hacemos, lo que logramos, lo que alcanzamos, parece que tenemos preparada la hoja de servicio siempre dispuesta a dar razón y justificación de nuestras acciones y decisiones, y, en beneficio de todo, podemos llegar a renunciar o despreciar algo tan grande que es la amistad o la fraternidad. Quienes somos: amigos, hermanos; que decimos de nosotros mismos: la voz que clama, sed testigos del amor.
Este segundo día del año pidamos a la Virgen da Franqueira que nos ayude a conocernos a nosotros mismos para mejor amar.
Javier Alonso Docampo
Santuario da Franqueira
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