Durante esta semana seguiré poniendo en el título la entrada de Navidad, y aunque resulte extraño, pues socialmente ya hemos comenzado las rebajas y los adornos navideños suenan a viejo, y hay sorprendentemente, quien está pensando en carnavales, hasta el próximo domingo, fiesta del Bautismo del Señor, aún estamos en el ciclo litúrgico de la Navidad. Esta semana iremos contemplando los comienzos de la palabra y la acción de Jesús.
El relato de San Mateo que no propone hoy la celebración de la Misa diaria es la llamada a la conversión, la predicación y la presencia del Reino en la acogida, el consuelo, y la curación de los enfermos. En medio de esta narración de hoy está la llamada de los primeros discípulos que está omitido. Pero situemos la escena, Jesús acude al río y es bautizado, allí la Unción del Espíritu y la voz del Padre proclaman su mesianismo, esto es, el Salvador que esperaba y que Juan había preparado los caminos de los corazones para recibirle. El capítulo 4 comienza con los 40 días en el desierto y las tentaciones. Y ahí es donde se forja la personalidad del Señor, El pasa su "noche oscura", es el tiempo del discernimiento, de superar las dificultades, de prepararse para lo que ha sido enviado. La fuerza con la que Jesús comienza es arrolladora, lo escuchan, le siguen, le buscan, son atraídos por todo lo que hace y dice. Vienen de todas partes.
Pero, ¿cuales son las opciones de Jesús en este momento?
El lugar: en la "periferia", no va directamente a la capital, sino en lo limítrofe, entre judío y paganos, el es, como había anunciado Simeón, luz de las gentes y gloria de Israel". Escoge lo que no cuenta en los mapas.
A quien: a los pecadores, a los enfermos, a los pobres, las periferias de lo humano. Por eso, su primera palabra ante las gentes en Convertirse porque está cerca el Reino,.
Revisemos nuestras opciones, donde y con quien. Como nos gustan los lugares importantes, llegar al cogollo de las decisiones importantes, situarnos en puestos de relevancia, porque pensamos que desde ahí podemos cambiar las cosas. Y no, la primera invitación que nos hace Jesús es una llamada a la conversión. Sí, la misma que en este tiempo nos hace el Papa Francisco en Evagelii gaudium, si nosotros no nos convertimos al amor, no podremos hablar y mostrar el amor.
Opción por lo que no cuenta
Feliz día.
Javier Alonso
A Franqueira
No hay comentarios:
Publicar un comentario