Este domingo retomamos ya el evangelio de San Marcos en la lectura dominical del tiempo ordinario. Y comenzamos escuchando la llamada de los primeros discípulos. Pedro, Andrés, Santiago y Juan, en sus trabajos cotidianos como marineros, son llamados por Jesús. Su palabra les llega con tal novedad que lo abandonan todo para seguirle. Esta invitación es la primera acción del maestro, pues antes pronuncia una palabra nueva, las primeras frases de Jesús en este evangelio son una invitación a todos, a todos nosotros: "Se ha cumplido el tiempo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed en el Evangelio". Queda así claro desde el comienzo, e insisto, es la primera frase que el evangelista pone en boca de Jesús: el tiempo y la conversión al Reino que llega.
Este es el tiempo y no dejemos pasar más esta oportunidad, porque "en la plenitud de lo tiempos Dios nos ha hablado en su Hijo". No hagamos como habitualmente decimos: "ya lo haré", "mañana tengo tiempo", "ahora no me apetece", "tampoco tengo prisa". Sí, queridos, el tiempo ya se ha cumplido, y no depende solo de nuestro ánimo, no es un convencimiento simplemente intelectual o el resultado de nuestro esfuerzo. Sí, porque la vida sin Dios, sin el Reino, nos conduce a abandonarnos en un sentido negativo de la existencia. Decir sí, como los primeros discípulos, es el no pensarse dos veces que solo en El está la vida,por eso, ¿para qué esperar?. Creo que a veces esperamos a que el Evangelio diga lo que yo quiero oir, o que Dios me complazca en lo que yo quiero lograr, o cambiar a lo que yo crea mejor. En Jesús no hay dobles juegos, ni tapujos, ni dimes y diretes, ni propagandas facilonas. No. En Jesús es la palabra directa, "que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no". Jesús no pasa de largo sino que nos ve a cada uno, conoce nuestro nombre y nuestra vida, y "el que quiera seguir que tome su cruz". No amigos, no demos tiempo a dejar pasar la oportunidad de decir sí.
Tiempo de convertirnos al Reino. No a los criterios de este mundo, sino al Reino, donde el primero es el último, donde el pobre es el rico, donde el que no cuenta es el importante, donde el esclavo es el libre, donde el que llora vive el consuelo, donde la muerte es vida. Porque el Maestro es el que se hace servidor, nos enriquece con su pobreza, se hace pecado para salvarnos y muere para darnos vida.
Este domingo levanta tus brazos al cielo, abre tus manos y recibe, porque todo es don y gracia, todo es gratuidad.
Os invito a que recemos por los jóvenes, por las vocaciones y por las misiones; por la unidad de los cristianos y por la unidad de nuestras familias.
Feliz domingo amigos.
Javier Alonso
A Franqueira.
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