6 NOVENA A FRANQUEIRA 2024 PROMESAS
Son muchos los motivos por los que cada día acuden al santuario personas de toda condición. Los problemas de salud, las situaciones familiares, las dificultades laborales o de estudio, los conflictos interiores, son múltiples las plegarias de petición y agradecimiento que se escriben en el libro de oraciones. Algunos manifiestan el deseo de volver, y muchos dicen que vuelven agradecidos. Las promesas que hacemos a la Virgen no son un intercambio comercial que establecemos a cambio de favores por necesidades que tenemos. Una promesa debe ser una implicación de toda la persona, reflejada en un gesto concreto que cierra un ciclo, o abre nuevas posibilidades. Esto lo hacemos también en nuestras relaciones humanas: te prometo que no volverá a pasar, cuando nos arrepentimos de algún daño infringido, o prometemos amor incondicional, o decimos que prometemos cambiar de actitud. Pues de alguna forma, nuestras promesas son una actitud de renovación que nacen desde el interior. Queremos que las cosas cambien, nos favorezcan, pero lo hacemos no por el hecho en si de que podamos recibir un milagro, sino, porque hay una conexión entre la realidad que estamos viviendo y la confianza en el amor de Dios que se revela en María como Madre nuestra. Podemos considerar una promesa como una llamada interior a dar un giro a nuestra vida, a dejar de lado posturas cómodas y lanzarnos a la propuesta de dar un paso nuevo
Me parece importante tener en cuenta algunas cuestiones:
No ser ingenuos, pedir lo necesario, podemos pedir salud si estamos enfermos, y solicitar paciencia, serenidad, fortaleza, ánimo, constancia. Podemos pedir trabajo, pero necesito también diligencia, formación, búsqueda. Pedimos para nuestras familias y necesitamos vivir la unidad, el perdón, la comprensión.
No dejarme llevar por supersticiones o ritos mágicos y vacíos. Vale más un silencio, una oración de corazón, un recuerdo intenso, que hacer rituales que a veces vemos con superficialidad. Las peregrinaciones de horas y esfuerzo, como alguna vez vemos, y entrar en la iglesia, dar un paseo, ni rezar un ave María y salir, creo que queda muy vacío de contenido. O un ramo de flores, y dejarlo y marchar, pues como llevarle unas flores a mi madre y no darle ni un beso ni saludarla. Creo que me explico.
No busquemos lo externo, hagamos promesas que dejan un poso profundo en nuestro corazón, que nos unan más a la Virgen, que seamos más abiertos y receptivos a la fe. Busquemos un buen acompañante espiritual, un sacerdote amigo que nos asesore, nos ayude a una buena reconciliación de nuestros pecados.
La ayuda a los más necesitados puede ser una buena forma de dar de lo nuestro, y que duela, para agradecer el don recibido o la petición que hacemos.
Seño, no soy digno que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme
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Cierto, qué gran verdad! No es pasear sólo por el templo, es reflexionar sobre nuestra vida y pedir ayuda para comprometerse
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