martes, 5 de julio de 2022

UN COMPASIÓN PROVOCATIVA


Es peor la sordera y la ceguera de los fariseos que no son capaces de ver la acción salvadora que se revela ante ellos, que la mudez de aquel hombre que es sanado por Jesús. Un hombre liberado de las ataduras del mal, las que Jesús rompe con su palabra, con su presencia. No seamos fariseos que esculcan desde la desconfianza creyendo que la vida no puede cambiar, que las cosas están mejor así, que la resignación es la mejor opción. 

La tarea de la misericordia no cesa. Necesitamos obreros en la viña del Señor. Hoy rezamos por nuestros seminarios y por los seminaristas. Por los jóvenes, provocados por Jesús a ser invitados a esta aventura de la generosa tarea de ser mensajeros de su compasión, de ser pastores que cuidan y alimentan, que acompañan. Rezamos por Ramiro y Emilio que serán ordenados presbíteros el próximo domingo.

Y es que la mirada de Jesús es la provocativa compasión que yo también quiero vivir.


 Lectura del santo evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».





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