La tarea de la misericordia no cesa. Necesitamos obreros en la viña del Señor. Hoy rezamos por nuestros seminarios y por los seminaristas. Por los jóvenes, provocados por Jesús a ser invitados a esta aventura de la generosa tarea de ser mensajeros de su compasión, de ser pastores que cuidan y alimentan, que acompañan. Rezamos por Ramiro y Emilio que serán ordenados presbíteros el próximo domingo.
Y es que la mirada de Jesús es la provocativa compasión que yo también quiero vivir.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
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