domingo, 18 de abril de 2021

LA PAZ SEA CON VOSOTROS


Y la paz vence. No es producto de un empeño comunitario de autoconvencerse de que el mal no se puede adueñar de todo. Lo que tantas veces decimos "lo bueno permanece". O esta persona pervive en nuestro corazón. No fue, lo que les pasó a los discípulos, el producto de la imaginación colectiva de quien se consuela en el fantasma del pasado. 

La paz no es un concepto, ni una utopía, no es un programa consensuado de lo que queremos lograr. La paz que trae Jesús no es la pacificación sosegada de nuestro interior como un calmante para cegar la realidad y vivir en otra dimensión en que prima la ausencia de la historia.

La paz de Jesús es él mismo. El que en una y otra ocasión llamaba a la calma en momentos de turbación y tormenta. "No tengáis miedo". El que libera a la persona de las ataduras del mal que le aprisiona, y hoy transmite la confianza ¿de dónde surgen esas dudas? Pues las dudas vienen de nuestras inseguridades, de las desconfianzas. No es buscar certezas cerradas, porque entonces no hay sitio al futuro. Decir, creo en ti Señor, sé que eres tú, confío en ti, no es la afirmación de lo que sucedió, sino la relación en el presente y la apertura a que haremos un camino juntos, y que deseo caminar contigo sea a donde sea, al lugar y el destino que tú quieras, la vida, es pues futuro.

La paz de Jesús es la que reconcilia el pasado, pone mirada en el presente y alza la mirada al infinito. "Mirad mis manos y mis pies" Ese es el pasado en el tiempo. Lo que sucedió, lo que dolió, lo que mató en Jesús su cuerpo y en ellos el mesías que se habían imaginado. Es el que habían profetizado y anunciado en la historia. El presente es comer, sentarse a la mesa del Reino en el que el pescado es presente que ratifica la presencia. No come porque necesite alimentarse, sino para decir que él es el alimento. Y el futuro es la paz que se convierte en acción. En su nombre se predicará la conversión, el perdón. 

Los testigos son los que dudan, los que tienen miedo, los que están en búsqueda. Las certezas y los negativos dogmatismos nos encierran en nosotros y en la autoposesión de la verdad. Y la paz, y ser testigos y mensajeros de ella no nos pertenece sino que nosotros le pertenecemos a ella. Anunciamos lo que ella es en nosotros, lo que el Señor es en nosotros.

No tengáis miedo. La paz sea con vosotros

Xabier Alonso

18-04-2021




Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.

Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»

Dicho esto, les mostró las manos y los pies.

Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.

Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»


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