lunes, 24 de junio de 2019

CADA NIÑO, PROFECÍA DE DIOS

¿Que será de este niño? decían los vecinos en el nacimiento de Juan bautista. ¿Que anuncia un niño a nacer?.
Estos años, a pesar de todo, hemos tenido en las parroquias la dicha de vivir nacimientos de niños. Es una alegría compartida no solo por la familia, sino por todos el vecindario. Es un gozo compartir esta buena noticia. Niños y niñas que llenan de alegría los hogares de nuestras parroquias y que abren puertas de futuro. Aunque no todos viven aquí, no han abandonado sus raíces. 
¿Qué anuncian?
Pues traen una palabra profética de esperanza. 
Anuncian en sus padres la grandeza de la fecundidad. Como Isabel y Zacarías, ellos rebosan por todas partes alegría, gozo, orgullo, se les cambia la mirada, se les ilumina el rostro. Arrancan de sus padres lo mejor de si mismos.
Nos llaman a todos a descubrir que lo bueno, lo bello, lo más noble, viene de forma gratuita, sencilla, humilde, frágil. Que en esa fragilidad se nos descubre el corazón de niño que llevamos dentro.
Nos invita a ser profetas de vida, a no manchar con nuestras impertinencias y tonterías lo que nace en la pureza.
Nos llama a que nazcan deseos de sonreír, de jugar, de balbucear palabras inteligibles pero llenas de sentido, a abrazar, a ser lo que Dios espera de nosotros.

Juan con su nacimiento anuncia quien está por llegar, y nos descubre lo que Dios espera de nosotros. La luz de Dios ya está aquí para hacernos partícipes del gozo de su presencia.

Cada niño que nace es profecía de lo que el Señor viene a realizar en nosotros haciéndonos niños.

Feliz día y felicidades a Juanes y Juanas
Xabier Alonso
24-06-2019

Evanxeo: Lc 1, 57-66.80
    Cando a Sabela se lle cumpriu o tempo, deu a luz un fillo. En sabendo os parentes e veciños a bondade con que Deus a regalara, fórona felicitar. Aos oito días levárono a circuncidar e queríanlle poñer o nome de Zacarías coma seu pai. Pero interveu a nai dicindo:
    --Non, chamarase Xoán!
    Eles replicaron:
    --Pero se non hai ninguén na túa parentela que se chame así!
    Preguntáronlle por xestos ao pai, como quería que se chamase. El pediu con que escribir e puxo:
    --Xoán é o nome do meniño.
    Todos ficaron sorprendidos. E se súpeto ceibóuselle a lingua e empezou a falar bendicindo a Deus. A xente veciña quedou toda abraiada e por toda a montaña de Xudea non se falaba doutra cousa.Todos os que o oían dicían moi impresionados: “¿Qué vai ser deste neno?” Porque a man de Deus estaba con el.
    O meniño medraba, robustecíase o seu espírito e vivía no deserto ata o día de se manifestar a Israel.




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