Dios viene sin ruidos
La bondad de Dios se derrama sin hacer ruido
Esta mañana, aún de noche, los copos de nieve seguían derramando su fría presencia en el entorno del santuario, y la mirada se extendía tímidamente hacia la montaña. Silencio y un reflejo de luz que se proyectaba desde el manto blanco intenso. Nieve que sin darte cuenta va tiñendo la montaña y penetrando la tierra.
La acción de Dios que contemplamos este último domingo de adviento. José siente en su corazón la turbación, pero se impone la serena convicción que nace de la justicia que Dios le ha derramado en su corazón. La noche se convierte en confidente del mensaje "no tengas miedo". Y es que Dios se revela a los que abren su corazón al misterio de una intervención que no se asume ni se asimila en un abrir y cerrar de ojos, sino ir desvelando en la noche la suave luz que resitúa cada cosa en su sitio, el el lugar que quiere Dios que ocupe la vida que se abre.
José se pone al servicio de su amada, se dispone a entregarse por el Hijo de Dios, se llena de valor que nace de la fuente inagotable de Dios. Y Dios se hace presente sin hacer ruido

PRECIOSO! Así empapé el Señor nuestros corazones como esa nieve Que renueva la tierra. AMÉN
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