domingo, 14 de diciembre de 2025

VIENE LA PALABRA, LA LUZ , LA VIDA

 


VIENE LA PALABRA, LA LUZ, LA VIDA

La historia de la humanidad, en todos sus estratos, también en la Iglesia, está llena de mesías y salvadores. Personas con deseos de poder que pueden acabar convenciendo a los demás que ellos son la solución a todos los problemas. Su estrategia es denunciar el poder político, económico, social, y ponerse como única solución, rompiendo lo establecido y poniéndose, habitualmente, como líderes supremos y poseedores de la verdad. El uso de la armas es también un medio que "favorece" convencer a los contrarios. Incluso los hay que han quedado como líderes indiscutibles y admirados generales. Imperios que han relevado a otros. Ponga un 3emperador en su vida y todo se soluciona.

Juan Bautista y otros muchos  habían visto diversos personajes ponerse la botas del mesianismo, considerarse enviados por Dios y hacerse valedores de encabezar revueltas liberadoras contra distintos imperios asoladores. Tocaba estar en contra de Roma, luchar contra los reyezuelos corruptos, desterrar la maldad de los líderes religiosos. Todo estaba preparado. Pero Juan, desde la cárcel, no escucha ninguna reacción de los de arriba sobre Jesús. Sabe que las cosas deben funcionar de otra forma, pero la novedad impone cierta incertidumbre. Galilea de los gentiles está siendo el lugar de acción de Jesús, y donde se cuecen las grandes cosas es en Jerusalén. ¿Eres tú el que tiene que venir o hay que esperar a otro? Es la pregunta que se hace Juan. Y es la que nos hacemos nosotros. Pues son dos mil veinticinco años y el mundo parece que sigue dando tumbos. Es este realmente el mesías, el Hijo de Dios, o ha sido un invento de la historia.

Jesús ofrece el testimonio de lo que está pasando y nos da la clave del discernimiento: los ciegos ven, los paralíticos andan, los sordos oyen, los mudos hablan, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio. Recuerda Jesús el relato de Isaías. Los tiempos son cumplidos. La acción de Dios siempre fue desde lo sencillo, pequeño, humilde. Las cosas no cambian a fuerza de poderes impositivos, sino de transformaciones que nacen desde el corazón. ¿qué podría cambiar un viejo, Abrahán, que sale con la promesa de ser padre en la esterilidad de su mujer y su ancianidad? ¿que puede hacer un José vendido como esclavo por sus hermanos? ¿que podrían esperar de un fugitivo, Moisés, que vive ciudando un rebaño de cabras? ¿que se espera de un pastor, David, sin mayor capacidad que estar en la montaña? ¿que se espera de tantos y tantos que a los ojos del mundo no consiguen grandes hazañas ni son líderes estrategas?

La respuesta de Jesús es su presencia. El es la palabra en el silencio, en la incapacidad del hombre de poder comunicarse, es la luz en la ceguera del mundo, es el camino, el avance, la esperanza en la parálisis de los hombres. Jesús es la vida en la muerte, en el pecado, en la corrupción, en la incapacidad de abrirse al amor. Jesús es la Buena Noticia que se revela a los últimos. Sale al encuentro de cada persona y le anuncia que Dios es salvación. Las cosas comienzan por lo que no cuenta.

Juan permanece firme y espera superando los avatares y los vendavales de aires nuevos de mesianismo. Permanezcamos a la espera de que Dios viene en el silencio de la noche para iluminarnos, en las derrotas y muertes para resucitarnos con él. Dios viene en susurro de confidencialidad para hablarnos al corazón. Dios viene en vínculo de perdón para unir lo dividido. Dios viene en la pobreza para enriquecernos con su pequeñez.






1 comentario: