Jesús va haciendo camino. Tiene clara la meta, llegar a Jerusalén. Anuncia por tres veces su pasión, muerte y resurrección. Y por tres veces sus discípulos no entienden: Pedro no acepta, discuten quien es el más importante o solicitan primeros puestos. La incomprensión de sus discípulos se une a la negativa del joven rico que no acepta seguirle. Se ve que Jesús no lo tiene fácil. Pero está en Jericó. Poco queda para llegar a la gran cuidad, de hecho, el texto que sigue al de este domingo ya es la entrada triunfal en la ciudad santa.
Pero surge un último discípulos, Bartimeo, el hijo de Timeo. Un ciego al borde del camino. Llevaría años colocado en la zona de salida de la cuidad para solicitar una ayuda a los que se encaminaban para la última etapa a Jerusalén. "Una limosna" sería su solicitud. Y escucha el revuelo, hay un sonido distinto que delata y sabiendo quien pasa, grita, es una profesión de fe, como la de Pedro hace unas jornadas "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mi". No es una limosna cualquiera, es el reconocimiento de la persona de Jesús, él que está en tinieblas, sabe decir quien es Jesús y que en él está la salvación.
Llamado, deja el manto, da un salto, y la vida da un nuevo giro. Ya no necesita lo que recibe, ahora el protagonista de su transformación es él mismo. Toma sus propias decisiones, pues arriesga a caerse, a tropezarse, pero la decisión ya está tomada, ¿Qué quieres que haga por ti? Magnífica pregunta de Jesús a quien da un paso. Cuando damos un paso adelante hacia Jesús nos encontramos con su disponibilidad a ser curados de nuestra ceguera, pero debemos decirle como Bartimeo "Que vea".
Y le sigue por el camino. El descartado al borde del camino pasa a ser discípulo y seguirle. Ahora Bartimeo es de los de la última hora, pero seguro que permanece fiel, estaría con Jesús hasta el final, y sería de los testigos del Resucitado. Ya gustó las mieles de la vidas nueva siendo liberado de las tinieblas de la ceguera.
No te quedes al margen, pregunta donde está Jesús y ponte ante Él. Al rico le costó dejar sus riquezas, Bartimeo abandona lo que tiene para vivir porque ha alcanzado la vida nueva. El ciego pasa a ser discípulo de la LUZ del mundo, Jesús.
Feliz domingo