martes, 7 de mayo de 2024

DIA 7: ENFERMEDAD


 DIA 7: ENFERMEDAD

En continuidad de la propuesta de ayer, hoy nos centramos en la enfermedad. Mucho nos cambia la percepción de la vida cuando nos vemos metidos en esta realidad. Tanto como experiencia personal como la vivencia de un familiar o un amigo. Nos enfrenta a nuestra propia fragilidad, descubrimos la debilidad como una condición humana, desvela nuestra personalidad, nos sitúa de forma distinta en las relaciones interpersonales, familiares, de amistad. Las situaciones de enfermedad nos ayuda a comprender el mundo de los cuidados, personas vocacionadas para ejercer el cuidado de los más débiles, redescubrimos la importancia de la ciencia y las investigaciones, valoramos la escucha, los silencios y las palabras tienen una carga significativa muy importante. Al pasar por delante de un hospital siempre tengo un recuerdo por todos los que allí está. La enfermedad nos replantea nuestra vida espiritual y el ámbito de la fe.

No hace muchos años, aunque nos hemos encargado de alejarlo de nuestros pensamientos, el mundo estuvo enfermo con un diagnóstico de gravedad. Una pandemia de ámbito mundial nos descubrió las debilidades y fragilidades de una humanidad prepotente y orgullosa. Hemos echado mano de la ciencia y de los protocolos, y se fue librando la batalla creyendo que se venció a un virus. Pero las palabras que se le dijeron al "enfermo" no se cumplieron, fueros edulcorantes propuestas que no se realizaron. Íbamos a salir más fuertes, mejores y más solidarios, más empáticos con los débiles y más humanos. Pero la realidad es que la persona prefiere pasar página y dejarse llevar por lo inmediato y toca pasarlo bien y disfrutar. Los aplausos se silenciaron y quedaron ocultos bajo un manto de indiferencia ante un sistema debilitado por el cansancio de los profesionales. Pero la brecha de distancia entre los ricos y los pobres se ha abierto. El diagnóstico de la realidad está siendo que no hemos hecho rehabilitación física del mundo y tampoco una terapia interior y espiritual de la humanidad.

Madre:
Te pido por los enfermos,
abandonados, marginados.
Por los que se resisten a aceptar el dolor 
y el sufrimiento.
Por los que sufren soledad, tristeza, abandono.
Por los que están en hospitales
sin posibilidad o esperanza de cura.
Por los que no reciben consuelos humanos,
para que tu mano los conforte, ayude,
anime y les de esperanza.
Tu fortaleza al pie de la cruz,
ante el dolor de tu Hijo,
sirva de consuelo, en sus sufrimientos,
a todos los que peregrinamos
hacia la casa del Padre.

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