domingo, 13 de agosto de 2023

RESCATADOS

 

Queridos amigos. Volvemos a retomar la lectura continua del evangelio de Mateo correspondiente a este año. Recordemos que Jesús después de haber relatado las parábolas del reino, ante la muchedumbre ese día, y llegado el atardecer, los discípulos observan la necesidad de que sea despedida la gente porque se hace de noche. La invitación de Jesús a que ellos sean los que le den de comer, es con el deseo de que este gran encuentro de la palabra finalice con una fiesta en la que se anticipe lo que significa participar de la vida del reino de Dios. El reino de Dios comienza con lo pequeño, lo humilde, lo sencillo y así, se muestra que ante la grandeza de la necesidad de alimentar aquella muchedumbre, se entrega lo que se tienen: cinco panes y los peces. El texto del evangelio de hoy es continuación de esta multiplicación, y no es el deseo de Jesús hacer un espectáculo, si no el de hacernos ya partícipes de los frutos del reino. Jesús necesita expresarlo hasta el último detalle, esa cercanía de Dios y lo realizará despidiendo a la gente. Qué hermoso gesto de humanidad, de escucha y acompañamiento, de cuidado y delicadeza por parte de Jesús. Observemos desde lejos lo que ha sucedido durante estos días: palabra que comunica, alimento que sacia, y ahora, Jesús, se retira a la montaña para orar el solo. Si Elías, en la suave brisa, en el monte Horeb, siente la presencia de Dios, ahora, el Hijo pone delante del Padre la realidad de lo que se está fraguando.

Jesús muestra su divinidad como el nuevo legislador, el nuevo Moisés, que proclama la ley del amor. Jesús muestra su divinidad alimentando a un pueblo peregrino. Y ahora Jesús, muestra su divinidad caminando sobre las aguas, para mostrar el poder y la fuerza de quien está por encima de lo que anula la condición humana, de quien es Señor de la nueva creación. Si los discípulos necesitan que se les expliquen las parábolas aparte para que puedan comprenderlas, si los discípulos necesitan entregar lo que tienen, cinco panes y los peces, y ser mediación para que alimento llegue a todos; ahora, los discípulos en aquella barca, necesitan derrotar sus miedos y confiar en quien es el Salvador. Pedro es rescatado de las aguas, nace a la confianza de experimentar la vida nueva.

Hoy domingo el pueblo Santo de Dios escucha la palabra, recibe el alimento y renueva su condición de hijos e hijas rescatados, regenerados, en las aguas bautismales.

Feliz domingo a todos


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