miércoles, 20 de febrero de 2019

MEDIACIÓN



No me refiero al personaje anónimo que sirvió de debate los últimos días de legislatura en la pantalla política de nuestro país. Sino la de hombres y mujeres que toman de la mano a sus hermanos para llevarles  a Jesús. En muchas ocasiones lo vemos en el evangelio. Los primeros apóstoles, atraídos por la presencia del Señor, llevaron a sus amigos hasta él. Juan Bautista se lo señaló a sus discípulos. Felipe a unos griegos que querían estar con Jesús. Los camilleros que descolgaron al tullido por el techo de la casa de Pedro. 
Los de hoy llevaron al siego a la presencia de quien abre los ojos. 
A nosotros, muchos, nos llevan cada día hasta Jesús para abrirnos a la luz de la fe.
¿Eres tú también mediación? ¿eres de los que llevas el atractivo del Señor en el corazón y no lo agotas en ti, sino que, lo agarras de la mano para que vea?
El amor se hace fructífero al compartirlo
Porque así como Jesús llevó al ciego fuera de la aldea para sanarlo, Él quiere estar con cada uno para abrir un proceso en el que las sombras se hagan luz, los hombres no se confundan con árboles andantes, los rostros se encuentren con la mirada del hermano.
Feliz día
Xabier Alonso
20-02-2019


Evanxeo: Mc 8, 22-26
Nunha ocasión Xesús e as persoas que canda el andaban chegaron a Betania. Trouxéronlle un cego e pedíanlle que o tocase. El, collendo o cego pola man, sacouna para fóra da aldea; botoulle cuspe nos ollos, estendeu as mans sobre el e preguntoulle:
--¿Ti ves algo?
El, que comezaba a albiscar algo, dixo:
--Vexo xente, aínda que me parecen árbores que andan.
Púxolle outra vez as mans nos ollos; entón empezou a enxergar ben; estaba curado e vía todo  claramente. Logo mandouno para a casa dicíndolle:
--Nin tan sequera entre na aldea.




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