jueves, 31 de enero de 2019

NO MATES LA LUZ



Estos días de lluvia, nieblas, viento y frío, van pasando las horas de la mañana y no puedes estar sin la luz encendida, sino no se ve nada. Un día normal estaría todo lleno de vida, la casa abierta de par en par, y el alma con una disposición a abordar el día con entusiasmo. Pero no es así. La luz está pero oculta, no llega con toda su fuerza. El sol, está, no cesa de alumbrar, pero le cuesta llegar a nosotros. Hay muchos obstáculos que le impiden darnos calor.
Sí. La luz de la fe, la presencia del amor de nuestro Buen Dios. La luz de la esperanza, está, animándonos a seguir. Todo está, pero las nubes, la niebla, esto es, nuestros bloqueos, los pensamientos alejados del amor, el encierro en nuestros proyectos que saben a vanidades maquilladas, nuestras quejas y miedos, nuestras cobardías y silencios, nuestras complicidades con el mal, nuestros egoísmos... por eso, la luz permanece aunque no la dejemos ver, aunque nos la impidan una sociedad que se intenta satisfacer en sus propias luces, en las mentiras que acaban creyendo en su verdad, en el pesimismo que se intenta superar con satisfacciones consumistas, en tristezas que adornan con risas fugaces, en ilusiones que entienden de tarjeta de crédito.
La luz, no se puede apagar en nuestros corazones. Deja que el fuego del Espíritu la mantenga viva. Abre la mente a ser en Cristo, luz resucitada, como hijos de la luz. Extiende tus manos para cubrir el cuerpo frío del hermano que está a la intemperie al calor del hogar. Abre los ojos para ver el rostro, la mirada y el corazón del hermano. 
Deja que el Señor te haga reflejo de su luz.
Xabier Alonso
31-01-2019


Evanxeo: Mc 4, 21-25
Nunha ocasión díxolles Xesús ás persoas que o acompañaban:
¿Acaso se trae un candil para metelo debaixo dun ferrado ou debaixo da cama? ¿Non será para poñelo enriba do candeeiro? Pois nada hai oculto, que non se descubra; nin nada hai secreto, que non chegue á luz pública.
Quen teña oídos para oír, que escoite.
Dicíalles tamén:
Atendede ben ao que estades escoitando. Coa medida coa que midades seredes medidos, e ben sobrado. Pois ao que ten daráselle, pero ao que non ten, aínda o que ten se lle quitará.

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