viernes, 11 de diciembre de 2015

Parole, parole, parole



Palabras, palabras, palabras... las que endulzan el oído o las que amargan el sentido; las que mueven a cambiar, o las que nos acomodan a  no mover; las que espabilan la razón, o las que duermen el corazón; las que hacen que la vida es sueño, o los sueños nunca serán realidad; las que unen en camino solidario, o las que nos convierten en solitarios caminantes; las que hacen sonreír el alma o las que hacen de la sonrisa una pantalla. Palabras, palabras, palabras son la que se escupen al ruedo de la arena amarga de la decisión del pueblo de decidir. O sí, somos nosotros los que decidimos y debemos escuchar, esto lo digo en serio, es necesario hacer un esfuerzo de escucha y saber discernir que se esconde detrás de las palabras. Porque, no seamos ingenuos, detrás de cada rostro que se pega en un cartel electoral hay una montaña de hombres y mujeres superpreparados que saben lo que tienen que decir, como decirlo y en que momento, se pueden equivocar, pero escucharemos lo que creen que debemos escuchar. Y sabéis que hay temas intocables, inviolables e intransferibles, que corresponden al hecho en si y la condición del propio hombre, varón y mujer, que deben ser escrupulosamente tratados con el máximo respeto y no deben ser sacrílegamente usados para beneficio de unas ideologías, marchitas, que se someten tantas veces a los intereses económicos, o ideológicos de un grupo. No nos engañemos, a nosotros también nos pasa, cuando cedemos a los principios esenciales y dejamos que la barca vaya río abajo, golpeándose a cada lado. 
Estoy perplejo como se esconden los temas que se saben conflictivos, porque tocan a la esencia de la persona, se solapan otros, y se prometen soluciones, que , en muchos casos estuvieron en manos de los que gobiernan en un momento determinado. Promesa, palabras, colocadas finamente y que nos hacen olvidar temas que realmente, si no se cuidan, minan el sentido mismo de la persona. Estos días toca escuchar, y hagamos un esfuerzo, por hacerlo lo más dignamente posible, no somos espectadores de un circo al que se prestan los que van a guiar en nuestro nombre los destinos de nuestro pueblo, sino, protagonistas certeros si acertamos en nuestra responsabilidad.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
11-12-15

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