Cuando era pequeño no entendía por qué al telediario se le llamaba "parte". Luego supe que venía de los informativos de guerra que se comunicaban por la radio en España. Estamos asistiendo al parte de guerra de Ucrania que se actualiza cada hora, pero que, desgraciadamente, va siendo desplazado por las noticias que van teniendo peso en nuestra realidad social. Con sorpresa he comprobado como esta semana en algunos informativos de radio, la guerra pasaba a ocupar la cuarta noticia,. o incluso, para mayor espanto no se decía una palabra. Las noticias eran ocupadas por las consecuencias que nos afectan: subida de la energía, precio de los combustibles, alimentación, etc.
La guerra está y es un estado de situación que requiere respuestas ante esta realidad. Éstas no son solo de tristeza o desolación, sino de ampliar la capacidad de empatía, con la cabeza en su sitio, el corazón abierto y las manos activas.
Hoy, el texto del segundo domingo de cuaresma nos sitúa a los apóstoles en un ambiente de desolación y tristeza. Jesús les comparte cual es la meta del camino a Jerusalén. Será entregado, crucificado, y resucitará. Quizás esta última no la entiendan ni sean capaces de asimilarla. Y contemplamos a Jesús que ora con ellos en la montaña, se transfigura, se muestra la victoria final, el rostro del redentor, la luz de la vida definitiva. Y una voz, este es mi Hijo, escuchadlo.
La tarea del camino cuaresmal y del discipulado es la identificación del rostro de Cristo y su contemplación y la capacidad de escucha de su palabra. Esta tarea es continua y nada sencilla. Pero es la tarea, el mandato del Padre de las misericordias.
Para la contemplación, abre los ojos, espabila la visión, echa un colirio que despeje la mirada. Una mirada limpia, sin prejuicios, dispuesta a sorprenderse y a empañarse en lágrimas.
Una escucha activa, empática, sincera, con calma y cercanía.
Mirada y escucha que hoy se realiza en Ucrania y en tantos lugares que son rostro de Cristo y palabra de seguimiento. ¿Acaso creías que esto se adquiere lejos de la realidad? No. Porque el Mesías es encarnación de la vida en la condición humana, y ésta, por muy duro que nos resulte, la de a guerra, es condición humana, es realidad de una sociedad y de la historia que se pierde en la encrucijada buscándose a si mismo.
Hoy te invito a ver el rostro y escuchar.
Buen domingo
Xabier Alonso
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