miércoles, 10 de junio de 2015

CAMINO DE PLENITUD


No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos, y vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.

Seguimos con el texto de San mateo, capítulo 5, el sermón de la montaña. El está sentado, en un lugar elevado, en un altozano, para que se le escuche bien. Pero es una situación simbólica. Así como Moisés recibe la Ley de la Alianza en una montaña, ahora, Jesús, el nuevo legislador, que, como dice, lleva  al perfección, a plenitud la ley antigua, es el nuevo Moisés.
Cuando nos hablan de leyes y normas pensamos en como saltarlas y escaparnos de su cumplimiento. Pensamos, como lo hicieron Adán y Eva, que somos realmente libres si hacemos lo que nos da la gana, que seremos más felices si saltamos la ley considerándonos nosotros en poseedores de la verdad. Resulta llamativo como, en una sociedad democrática y madura, las leyes se cambian y se amoldan dependiendo del legislador, y, muchas veces, sin buscar el bien de los ciudadanos sino en aras a una ideología que acaban por, incluso, esclavizar al hombre. No es extraño que cada vez que se relaja la sociedad en el cumplimiento de las normas aumentan las penas, poniendo el temor  como motivación del cumplimiento. Me sorprendió ver hace unos días los datos sobre el consumo de alcohol y drogas detectados en conductores, datos realmente alarmantes y preocupantes. Y pensar que se le tiene más miedo a una multa, o perder puntos, que a perder la propia vida o a llevarse por delante la vida de alguien.
Pero todo esto viene por considerar la ley, a la antigua usanza, como algo externo a nosotros. Jesús lleva a plenitud el compromiso de Dios por su pueblo. La sangre derramada sobre los hebreos, como escuchamos el domingo pasado en la primera lectura, significaba esa comunión de Dios y su pueblo con el simbolismo de la vida que se derrama sobre todos. Así también la sangre que se esparcía en el templo de Jerusalen recordaba esa comunión de Dios con su pueblo. Obedecer a Dios no es una obediencia de temor por el castigo, sino, la correspondencia al amor. A veces puede que me cueste comprender, que sea duro asumir, que resulte trabajoso lograrlo, que no veamos claramente su fin, teniendo en cuenta que, a Jesús, le supuso aceptar la dureza de la cruz. Pero recuerda que quien quiera ser discípulo debe cargar con la cruz de cada día. Pero no veamos la cruz como el patíbulo sino como la victoria del amor.
(Mateo 5,17-19)

Nosa Señora da Franqueira, Arca da Nova Alianza, axúdanos a corresponder ao amor cumrindo a vontade de Deus.

Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
10-06-15


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