jueves, 26 de marzo de 2020

REFLEXIÓN PARA EL DÍA 8º JESÚS ABANDONADO

REFLEXIÓN PARA EL DÍA 8º JESÚS ABANDONADO

El Papa Francisco, dirigiéndose a un grupo de jóvenes en Nápoles les dijo: “El más grande silencio de Dios fue la Cruz: Jesús oyó el silencio del Padre, hasta llamarlo abandono: Padre, ¿por qué me has abandonado? Y luego sucedió ese milagro de Dios, esa palabra, ese gesto grandioso que fue la Resurrección. Nuestro Dios es también el Dios de los silencios y (…) el silencio de Dios no digo que se pueda comprender, pero podemos acercarnos a los silencios de Dios mirando a Cristo crucificado, a Cristo que muere, a Cristo abandonado”.  

Es en este día, contemplando a María al lado de la cruz de su hijo cuando se me parte el corazón. Pero deseo aún así hablaros de esperanza. Estoy convencido que nuestra Madre de la misma forma está al lado de las camillas de tantos enfermos. El silencio y la soledad que están pasando intenta ser compensada con el trabajo de miles de profesionales que los cuidan, de sacerdotes que llevan el consuelo de Dios en los hospitales. De miles de oraciones de los creyentes que el silencio de su corazón contemplan aquí la cruz de Cristo. María está acompañando los hogares silenciosos de hombres y mujeres ancianos que están solos y que en las largas noches sienten la fragilidad de sus vidas. Pero también los cirineos que llaman por teléfono preguntando como están. De familiares que viven la lejanía física y que cada día se preocupan. De jóvenes y vecinos que les hacen la compra o les van a buscar sus medicinas.

Hoy quiero estar con María al lado de la cruz. Ser Juan, el discípulo amado, que la acoge en su casa y la hace suya y poder compartirla con los crucificados. Intentar comprender el misterio del dolor y del sufrimiento, convertirlo en la Cruz de Cristo en el grito del amor de Dios que se anonada. Que gran Misterio, el Dios que se abandona en las manos de los hombres. Jesús en la Cruz nos lo da todo, y nos da a su Madre, es el último desgarro. Da el perdón, la misericordia, promete el paraíso al ladrón, y de despoja de todo, lo entrega todo. 

Hoy quiero hacer silencio, y escuchar, no mis cosas, ni mis caprichos, ni mis tonterías y estupideces. Sino el silencio desgarrador de la muerte, que te quita el aire, que te pesa y aplasta. El silencio que se convierte en noche, pero que no agota la luz, sino que se hace camino para llegar al final.

Silencio, hoy deseo vivir el silencio y esperar con María la vida.

Os invito a entrar en el enlace que os proporciono. Es un largo artículo sobre la experiencia de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares. Descubre su vocación al amor y la unidad en la dramática segunda guerra mundial en Trento. En medio de la devastación, ayudando a los más desvalidos, encuentra la respuesta de Dios en su silencio, en el Jesús abandonado en la Cruz. El grito de cada crucificado "Oh Dios, ¿por qué me has abandonado?


Sigo orando por vosotros a los pies de María
Un abrazo
Xabier Alonso

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