domingo, 22 de marzo de 2020

Reflexión del día 5º: GUARDAR EN EL CORAZÓN

GUARDAR EN EL CORAZÓN

¿que nos queda? 
No os desalentéis. No tengáis miedo. Tened confianza. Ánimo y entereza en este momento de adversidad. 
Al ver María y José que Je´sus no estaba con ellos a la vuelta de Pascua, ¡qué gran dolor! Indescriptible. Tres días. Tres días en búsqueda. El tesoro más grande desaparece. Como hemos escuchado tantas veces en familias que no saben nada de un ser querido.
Al llegar a Jerusalén, María ¿qué hace?
Le pregunta. Quiere saber la razón de lo que ha sucedido.No da su discurso preparado de la regañina o los castigos por su trastada, que no es pequeña. Intenta comprender, y pregunta. Presenta el dolor y la angustia como razón de su pensamiento y necesita una respuesta. ¿No sabías de nuestro dolor?
Si lo sabía, pero necesita que aprendamos a buscar como conviene al Señor. Reandar nuestros pasos para renacer a una nueva sabiduría. Porque Jesús, en el Templo, es la Palabra que provoca el silencio, que asombra y calla el corazón, que ilumina.
Volvamos nuestros pasos y guardemos en el corazón, meditemos en silencio.

Estos días estoy escuchando las diversas reacciones ante lo que nos está pasando, y todo llega a su fin, buscando respuesta en nuestro interior y en el mundo, cuando se hace silencio. Decía una persona como en la cola distanciada entre unos y otros para comprar el pan o en el supermercado hay silencio. Llenamos la vida de palabras pero esto nos enseña a guardar cada pensamiento de los demás en nuestro corazón, valorar el sufrimiento del que está a nuestro lado porque es también el nuestro. A hacer un ejercicio de acercarnos, porque tenemos deseos de abrazarnos, de decirle al que está a nuestro lado que estamos con él.

Te invito en esta oración a abrazar, a ser capaz de transmitir el silencio del Señor en la cruz, la soledad, la de tantos y tantos que tienen que pasar solos estos días. Y lo que nos queda es escuchar, abrir de par en par las puertas del corazón y sentir de cerca el amor.

Hoy pongo delante de María, nuestra Madre, el silencio, el corazón lleno de tantas preguntas, y que el Señor nos conceda la Gracia de un silencio pacificador.

Nuestras parroquias son lugares de escucha, de comprensión, de acompañamiento. Cada hogar es presencia de una Iglesia cercana, de puerta con puerta para no ser anónimos sino vecinos, amigos, hermanos.

Os tengo en mi corazón y rezo por vosotros

Xabier Alonso

No hay comentarios:

Publicar un comentario