Deixame sentar ao teu carón, porme á sombra da túa figura.
Faime vivir a novidade de saber que o camiño e longo, pero á fin está chegar, non para rematar, senón para vencer e vivir.
Cruz? é vida
Noite? non hai, as tebras son longas, pero chega o amencer
Silencio? convértese en encontro, comunicación desde o ser, Palabra que penetra
Este é o meu Fillo, síntese traspasar no ar
Este é o meu predilecto, proclama no corazón
Escoitádeo, di o mandato
Non é so recomendación, non é suxestión
Convértese en necesidade, sen a Palabra non hai futuro
Luz que traspasas, luz que anticipas a gloria que está por vir
Meu Fillo, sinto ao meu carón, meu fillo sei no meu corazón
Xa estamos en camiño, o día está por facer do camiño da cruz vieiro de amor, camiño de vida de encontro meu Señor.
Xabier Alonso
Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,1-9):
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
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