REFLEXIÓN
ANUNCIAR UNA BUENA NOTICIA
Estos días no resulta fácil poner una sonrisa en los labios de la gente. Los informativos, después de la carga de profundidad que nos entregan en las noticias de actualidad sobre el desarrollo de la enfermedad, dedican un amplio momento a la solidaridad, los gestos, las imágenes más reconfortantes, las actitudes más esperanzadoras. Nos invitan a terminar con la mirada puesta en lo alto. Así, al darnos los datos de los enfermos y fallecidos nos ponen como dato positivo los que han recibido el alta y están curados. En medio de la noche necesitamos que se encienda una luz.
Todo lo que nos está pasando, no solo pone a prueba nuestra salud física, así como nuestra salud mental y nuestros afectos. Es una prueba para la estructura social, para el engranaje de lo que salvaguarda el cuidado de nuestra sociedad y de sus ciudadanos. Y también, como no, está poniendo a prueba nuestra fe y el estilo de vida en que centramos los esfuerzos. Cuando hablo de fe es ese diálogo entrañable con el Señor que nos abre a la confianza y donde residen las certezas de que siempre está con nosotros asumiendo nuestras fragilidades. El Dios que llora con y por sus hijos e hijas.
La debilidad, ese monstruo con el que no queremos soñar, lo convertimos en un superhéroe en el que nos identificamos creyéndonos los dueños y señores de todo. Si ponemos el centro en nosotros estamos pendientes de salvaguadarnos, pero si nos vemos como una parte de un todo nos convertimos en servidores de un proyecto, una historia, un futuro, que posiblemente lo continuarán otros.
Para esto me resulta muy positivo lo que sucedió con el proyecto de la Sagrada Familia de Barcelona. Como sabéis, la iniciativa era la de un templo expiatorio, levantado con las limosnas de los fieles y promovida por una asociación de devotos de san José. El arquitecto encargado diseñó una de tantas iglesias de moda estilo neogótico, comenzando por una cripta. Pronto surgieron algunas dificultades y el arquitecto dejó la obra. Se les ocurrió llamar al que sería el alma del modernismo y de la genialidad no solo en Barcelona sino en muchas partes del mundo: Gaudí. Un hombre de fe, entregado a Dios y a su trabajo. Su diseño era una utopía, una nueva visión de una iglesia y de nuevas formas que rompían con todo lo que podría imaginarse. Si habéis estado en la Sagrada Familia podéis contemplar como se crea un espacio nuevo de luz y belleza que te traslada al encuentro del Creador. El esquema es de cualquier basílica, pero sus dimensiones son bestiales. Al lado, como dato, se construyeron las escueles para los hijos de los obreros.
Para mí, no solo es la obra, sino que tanto Gaudí, como los promotores, como los sacerdotes y el obispo, y me atrevo a decir que la ciudad de Barcelona, eran conscientes que ellos no la verían nunca terminada. Pero se decidieron. ¿Pusieron fecha de término? Pues no. Se inicia y ya se terminará. Pasaron vicisitudes, situaciones drástica. Y son más que una parte hecha, ya se convirtió en un símbolo de la ciudad. Ya era un monumento a lo que se podrá lograr juntos. Pero el alma de esta obra es su sentido inicial. No es para vanagloria del hombre, sino para que nos una a Dios. Por eso el centro no es lograr terminarla, sino hacerla, ser protagonistas de su obra, conectarse con el ingenio de su autor, sentirnos provocados por su imaginación y ser un sueño del que no queremos despertarnos porque queremos disfrutarlo aunque no lo veamos terminado.
La Buena Noticia ya está en ti, hermano y hermana, estás en este proyecto maravilloso de construir. Si dejamos que nos venza e ser nosotros los protagonistas ponemos debajo todo y a nuestro servicio. Pero, gracias a quien se dejó guiar por los planos, tú y yo podemos construir hoy, no un futuro, sino el presente y gozar de la belleza de lo que nos es dado.
Configurados con Cristo, somos una Buena Noticia. Te pido que anuncies a tu familia y a tus vecinos que lo bueno ya está en nosotros, en lo que estamos haciendo, en recuperar el proyecto de lo sano y santo de este mundo, regalo del cielo. Envuelve tu corazón con papel de regalo y conviértete en sorpresa de alegría para los demás.
Queridos, seguimos unidos en oración
Paz a vosotros
Xabier Alonso
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