Cuando alguien te pide un favor es porque confía en ti. Sabe que puedes ayudarle. Pero ¿y si no es verdad lo que necesita? O, ¿si quiere aprovecharse de tu bondad o tus capacidades? O, ¿si lo que te pide de sobra lo tiene o en otro momento lo ha desaprovechado? O, ¿si es mala persona y despreciable?.
Pueden resultar duras. Pero si no doy el paso creyendo de verdad que Dios supera todas estas barreras que yo pueda tener en mi relación con los demás, realmente no le pediría nada. Jesús nos revela la bondad y las entrañas de misericordia del Padre Bueno que todo nos lo ofrece.
Mi oración es pocas veces de petición. ¿No necesito nada o mi fe es débil? En mis búsquedas están sólo gestionadas desde mi mismo o pido ayuda? Llamo a las puertas que me convienen.
Cuando pidamos, busquemos, llamemos hagámoslo con la confianza de sabernos amado, escuchado, acogidos.
Ahora respondamos, desde el amor del Padre, a las preguntas del título
¿Qué necesitamos, que buscamos, a quien llamamos?
Xabier Alonso
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-12):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor
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