Muchos peregrinos que acuden al santuario visitan la antigua fuente, uno de los elementos de la narrativa de esta advocación mariana. Una sencilla construcción de piedra, compuesta por una hornacina que contiene en su interior una imagen bastante desgastada. No me atrevo a definir su identidad. En la parroquia es conocida como Fonte de Prado, así como la que hay en la parte trasera de la iglesia, bajando un camino que bordea el antiguo cierre del monasterio y que tiene un pilón, con bastante abundancia de agua y muy bien conservada (posiblemente del XVIII) es denominada Virxe da Fonte, y por último, aunque hay muchas más, un manantial que brota de la tierra, en una zona de campos es llamada Fonte santa. Con esta tríada nos hacemos una idea del caudal de agua que discurre por las entrañas de este lugar. Seguimos con la Fonte de Prado. La podéis ver en la foto que comparto y que a poca distancia está la antigua ermita donde originariamente se colocó la imagen.
Hoy quiero destacar el simbolismo del agua. Lo primero que nos remite es el bautismo y la multitud de relatos que en torno a su significación encontramos en la Biblia.
Agua que da vida: en el relato del génesis que nos describe como el Espíritu aleteaba sobre las aguas.
Agua del Mar Rojo, por el que el pueblo de Israel alcanza la libertad.
Agua del Jordán, puerta de la tierra prometida y del bautismo de Jesús.
Agua del Templo que riega los campos y da fertilidad, símbolo de la santidad.
Agua y Sangre que brota del costado de Cristo donde nace la Iglesia, esposa del Redentor.
Y hoy, como la samaritana, acudimos con sed a beber a esta fuente, junto a ella, la Inmaculada nos invita a saciar nuestra sed de peregrinos, tomar descanso en nuestra lucha de cada día, lavarnos de nuestras impurezas recuperando la belleza de hijos e hijas. Pues el bautismo es el sacramento del perdón, puerta de la fe, incorporación a la Iglesia, frescura que debemos recuperar, y lo hacemos en la penitencia y reconciliación, derroche de misericordia que se nos derrama.
Jesús le dice a la samaritana, "si conocieras el don de Dios me pedirías agua". Pues en este Santuario, junto a María, se nos regala el don, se nos invita a vivir con intensidad la vida recibida. Que su nombre antiguo, Virxe da Fonte, sea este es una oportunidad para dejarnos empapar de la fe, la esperanza y la caridad como ella nos enseña: aceptar el don de Dios, ver la vida como una oportunidad de llevar esperanza y alegría puestos al servicio de los demás.
Tengo sed Señor: ¿De qué tienes sed en tu corazón, en tu pensamiento, en tu voluntad, en tu alma?
Lávame, Señor y quedaré limpio: ¿necesitas vivir la nueva ilusión que nace de la reconciliación y del perdón?
El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed y se convertirá en él en un surtidor que salta hasta la vida eterna ¿gustas la frescura de la vida?
Romeros y peregrinos
buscan refugio a tus plantas
sedientos de tus favores
Divina Fuente de Gracias
Ave de alegrías
corona de dones
nuestra romería.
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