domingo, 7 de abril de 2019

TIRAR LA PIEDRA

Esto es muy común, tirar la piedra y esconder la mano. Muchos de los conflictos nacen del mal que muchas personas provocan en busca de sus intereses. Los hay que esconden, no solo la mano, sino que la levantan con el dedo acusador para que se vean lo defectos de los demás y no los suyos propios. Pero para todos hay una alternativa: la de la misericordia.
Este domingo pone delante de nuestra realidad tres frases que nos llegan a lo más hondo.

Quien no tenga pecado tire la primera piedra.
Ellos, y nosotros, tenemos sed de "justicia" porque nos coloca en una posición superior, siendo o considerándonos guías de los demás. Lo decimos con la seguridad aplastante de quien es incontaminado y coloca la coraza del cumplimiento. Yo no tengo pecado, dicen algunos. Y sí, se quedan tan anchos. ¿Nada de qué arrepentirte?. Pues de poca humildad posiblemente. Y no queda ahí la cosa, los que se poden a hacer la lista de las cosas buenas que hacen para que los demás nos quedemos con la boca abierta de admiración y el agradecimiento de ser inmerecedores de tan gran amistad. Esa pedrada de la seguridad farisaica no es menor. Y no hay que decir de chismes, palabrerías, críticas, invenciones o calumnias, vaya si son pedradas de los que se esconden detrás de un orgullo barato. Mientras hablamos del otro no ven  mis defectos, piensan en su interior. Si por nosotros fuese creo que estaríamos a pedradas, porque lo del pecado a más de uno le resbala.

Yo tampoco de condeno
La segunda joya de la corona que nos regala hoy el Señor. Y es que hoy quiero repetir  una y mil veces que el Señor detesta el pecado, le duele, le entristece, porque el pecado significa dolor, injusticia, vacío, muerte. El pecado es absurdo, infelicidad, negación de uno mismo y de la vida. Porque el pecado es abandono del proyecto del amor de Dios, es división, enfrentamiento. Y tantas y tantas cosas. ¿Como no va a detestar lo que mata al hombre, anula a la persona, niega el futuro, impide el amor, ahoga la alegría?.
Pero atención: ama al pecador. Porque es el débil, el que está esclavo pues no es libre, es el que pierde, y es perdido y anda perdidamente. Ama al pecador porque aún viviendo y siendo así su vida es hijo, es hija.
Por esto Jesús le dice a aquella mujer Yo tampoco te condeno.

Vete y no peques más
El perdón es proyecto de futuro. La muerte queda atrás. La vida está en la misericordia que reconstruye a la persona. Vete, no te quedes parado, porque el perdón te hace caminar, te abre a un proyecto. Y no peques más, y esto es posible por la gracia del perdón. 

Este final de Cuaresma, pide la gracia del perdón misericordioso, la ternura entrañable, la bondad del Padre.

Feliz domingo
Xabier Alonso
07-04-2019

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
- «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
- «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor




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