Iniciada la cuarta semana de cuaresma la lectura del evangelio a lo largo de la semana es tomada de San Juan. Si el día de ayer contemplábamos el signo de la fe confiada de un funcionario que suplicaba por su hijo y que da pie a proclamar que reconocer que Jesús es la vida, hoy nos presenta el signo de la sanación del paralítico de la piscina de Bethesda.
38 años postrado es símbolo de una parálisis mucho más profunda que la corporal. Jesús, al acercarse este hombre postrado y prácticamente sin esperanza, desde hace una pregunta muy sencilla ¿quieres quedar sano? Es la pregunta que nos hace Jesús también cuando vivimos la parálisis de la desesperanza. Este hombre estaba solo y nadie venía ayudarle para asaltar a la piscina sanadora. Todo esto es símbolo de una oferta para vivir la vida nueva a través de las aguas bautismales. Aquella piscina es anuncio de las aguas vivas que nos ofrece Señor. La actitud del paralítico sanado portando su camilla en pleno nos ha dado nos invita a ver la ley nueva que nace del amor.
El signo de la curación abrirá paso la discusión de Jesús con aquellos que cuestionan su palabra y su acción. A lo largo de estas semanas vamos a ver cómo va creciendo la violencia verbal y los enfrentamientos que van a conducir a la trágica muerte de Jesús.
En las aguas del bautismo hemos nacido al Señor, en la ley del amor caminamos en la esperanza, en la proclamación de la fe somos pueblo nuevo.
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