viernes, 11 de abril de 2025

PASIÓN DE DIOS, PASIÓN DEL HOMBRE


PASIÓN DE DIOS PASIÓN DEL HOMBRE

Ayer finalizamos la lectura del capítulo 8 de san Juan. Hoy el texto de la Misa es un fragmento del capítulo 10. Después que Jesús manifiesta una vez más su identidad: yo soy el Buen pastor, yo soy la Puerta... que se lee en Pascua, crece la violencia de los contrarios. No acaban de ver en Jesús ni en sus signos la presencia del Mesías, ni la procedencia divina, ni la unidad con el Padre, nada, que la solución es volver a coger piedras para tirárselas. Cuando hay disputa, no se logra a la comprensión ni al entendimiento, los que se sienten interpelados por algo nuevo, a tirar piedras. Y Jesús tiene que huir al otro lago del Jordán. 

Jesús reclama que veamos en él que Dios no abandona ni se aleja del hombre, sino que está en comunión con él mostrando de esta forma que Dios es unidad en lo diverso, que es luz en el camino, verdad en su corazón, guía en sus senderos, fortaleza en las debilidades, ánimo en sus tristezas, vida en su muerte. Y tendrá que ser el mismo Jesús excluido, expulsado de su propio pueblo, en tinieblas en pleno día, azotado por la mentira, humillado por el orgullo del hombre, abandonado y colgado de un madero. La pasión de Jesús es la pasión del hombre que es entregado a sus verdugos y abandonado a ver si Dios lo salva. Y es el mismo Dios el que da vida, luz, proclama la verdad, ensalza, glorifica y lleva a la comunión perfecta al hombre.

Hoy es viernes de dolores y no podemos más que quedarnos al lado de la Madre, hacer silencio, guardar y gustar en el alma la entrega de nuestro Dios, hecho hombre, hecho amor.


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