domingo, 9 de junio de 2024

ESTAR EN CASA

 

ESTAR EN CASA

El domingo 11 de febrero era el VI del tiempo ordinario y estábamos leyendo el evangelio de Marcos de forma continuada, aunque estábamos en el primero de sus capítulos, con la narración de la curación de un leproso. Hemos vivido con intensidad estos meses con la cuaresma, preparación de la Pascua, una Semana Santa renovadora y el acontecimiento de la Resurrección durante 50 días. Estos dos domingos, aunque insertados en semanas del Tiempo Ordinario, nos han ayudado a desgranar la presencia y acción del Señor, presencia en el Misterio de su ser en la Santísima Trinidad y, Misterio de su amor en la Eucaristía, como este pasado viernes, Misterio de su Misericordia en el Corazón de Cristo.

Hoy reiniciamos los domingo Ordinarios. Retomamos la lectura continua de San Marcos. Estamos en el segundo de sus capítulos. Retomemos la escena. Jesús continúa su acción sanadora, es presencia del Reino que anuncia, y lo hace con la cercanía a los últimos: leprosos, endemoniados, paralíticos. Lo hace en tiempo y forma fuera de toda ley según los puristas. Y no está solo. Ya le acompaña un grupo de discípulos que ha ido aumentando. Los importantes, legisladores y protectores delas esencias de la fe según ellos, permitidme que fuese así la voluntad de Dios, comienzan no solo a cuestionar su predicación, sino su forma de actuar, lo que hacen sus seguidores y lo que peor llevan que la gente le sigue y va tomando forma que pueda ser el Mesías Salvador. Lo inmediato al texto de este domingo es la elección de los doce apóstoles, para estar con él y expulsar al maligno. 

Ahora están en casa. Las calumnias crecen contra Jesús. Lo consideran enviado por Satanás. Hasta sus parientes tienen dudas de su cordura. Es un texto puente para indicarnos como cada personaje se posiciona en el argumento. Cada uno va decidiendo quien es Jesús y lo que significa. Y a pesar de que podamos ya ver tramas de violencia contra el Señor, nada se pierde. El mal no va a vencer. No podemos pensar que pueda ganar la división, que es lo que busca siempre el maligno. Ni vencerá la violencia verbal que utilizan los extremistas. Ni tendrá la última palabra la falsa compasión que excluye considerando al bueno como raro, o al justo como alguien fuera del mundo, o al honrado como alguien fuera de si. Aunque no era nadie, un artesano de un pueblo como Nazaret, la Palabra se proclama para todos, la siembra se desparrama con generosidad y lo pequeño va generando cambios sorprendentes como veremos el próximo domingo.

La falta de perspectiva de todo el Plan de Dios, la visión cortoplacista, las opciones inmediatas, urgentes y sin una mirada de fe se convierten en ausencia de Espíritu. Es negar el lugar de Dios en la vida de las personas y de la historia, que es lo que exigen Adán y Eva, autonomía sin Dios, elaborar su proyecto sin su amor, desterrar al Creador de la creatura, expulsar al Padre de la Casa de todos. Regenerar la obra de Dios comienza con el primero de los mandatos de la fe de Israel, ·escucha". Y esto es lo que hace posible recrear una nueva relación, una nueva familia, un nuevo pueblo. "Mi madre, mis hermanos, son los que escuchan la palabra".

Hermanos y hermanas, demos gracias por ser llamados a vivir en su hogar. Jesús nos lo dice desde una casa, el lugar don de comenzaron a reunirse los primeros cristianos, recordando que ya somos su familia, hijos e hijas. De vuelta a casa del Padre misericordioso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario