domingo, 14 de diciembre de 2014

ADVIENTO: EL SEÑOR ME HA ENVIADO A ANUNCIAR EL EVANGELIO

Capilla del Santísimo en el Santuario da Franqueira


Este domingo de la alegría, o del gozo contenido por el próximo nacimiento del Señor y de la manifestación al final de los tiempos, este domingo es una llamada a renovar en nosotros la auténtica alegría. Permíteme que simplemente me detenga en dos ideas que están en los primeros números de la exhortación Evangelii gaudium. 
La primera es que la alegría es dinámica. No es la afirmación YA SOY FELIZ, y ya está, sino que es, en Jesucristo una alegría que nace y renace, pues El continuamente nos va dando muestras de su acción en nosotros. Así, el que viene, Ungido del Señor, a abrir los ojos de los ciegos, liberar a los cautivos, proclamar el año de gracia, es el que actúa en cada uno arrancándonos cada día de la pesadumbre, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento del que estamos tantas veces sometidos. La alegría, pues, es un don del Señor y un trabajo personal, un regalo del cielo y una labor desde el suelo, pues en Jesús se han quedado unidos.

La segunda es que la alegría se renueva y se comunica. Necesitamos vivir en la gratuidad y el agradecimiento, en la donación y en la recepción, en la acogida y en el abrazo fraterno. Jesús sale a nuestro encuentro para comunicarnos el gozo y la confianza. Pidamos al Señor desterrar de nosotros cualquier seña de individualismo que nos hace encerrarnos en nosotros y pensar que solo desde nosotros podremos. Somos felices si hacemos felices a los demás, si todos tenemos motivos para ser felices, que no significa que lo tengamos todo, sino que nos tenemos unos a otros y a Dios.

Amigos, es Jesús el que viene, hagámosle sitio e invitemos a todos a recibirle.
Pidámosle a María que nos ayude a ser como ella: abiertos a recibir al ungido del Señor.

Feliz domingo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario