Cristo ha resucitado. Aleluya.
Hoy se vuelve a leer el texto del domingo pasado. Jesús se nos revela identificándose con la vid. Unidos y permaneciendo en El tendremos vida, la vida, y daremos fruto. Pero hoy quisiera centrarme en la frase que más me conmueve "sin mí no podéis hacer nada". Y mira que hacemos cosas. No una ni dos, estamos moviéndonos todo el día de un lado a otro, porque la vida es muy exigente. Nos piden "resultados". Necesitamos mostrar una tabla llena de números positivos, grandes éxitos. Podemos ser entregados y generosos en el tiempo y dedicación a los demás, si fallamos, aunque solo sea una vez, creemos que ya hemos frascasado porque nos lo pueden echar en cara. Pesamos en número, a veces no tanto en personas. No es difícil que ante un evento preguntemos el número, y a veces, resulta tema de debate. Cuantos manifestantes salieron a la calle, y no que se pedía. Cuantos parados menos, pero no la calidad del trabajo. Cuantos puntos en la bolsa, pero no lo que se llevó por delante. Cuantos puntos en el nivel de educación. Cuantos suspensos en el curso. Cuantos éxitos de los famosos.
Y esto se nos ha metido en el corazón, y Dios también es un valor a tener en cuenta. Cuantas veces me ha ayudado, cuantas le he pedido, cuantos padrenuestros y avemarías. Cuantas Misas y visitas a iglesia y capillas. Cuantas procesiones... y contabilizamos esperando que llene la saca de la eternidad.
La vida no se mide por resultados y números, sino por intensidad. Cada día, cada momento es único e irrepetible, cada persona, cada encuentro es una oportunidad. Cada sonrisa, cada lágrima es un presente que aprovechar. Cada oración, cada mirada, es una palabra que aprovechar.
Y saber que sin el Señor no podemos hacer nada. Y El contigo puede hacer mucho, porque ya lo hace en tí.
(Juan 15,1-8)
Nosa Señora da Franqueira, axúdanos a saber dicir sí cada momento.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
06-05-15
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