sábado, 6 de febrero de 2021

LA TOMÓ DE LA MANO


Una jornada sin descanso. Cada momento es importante. Cada instante es una oportunidad. Desde el amanecer hasta la noche, y en ésta la oración. Podemos decirle a Jesús "no  paras". Y es que él está siempre trabajando, y su labor s hacer la voluntad del Padre. Está dedicado con alma, vida y corazón llevando a cada persona la vida, la libertad, liberar a los que están esclavizados por el mal el ser hijos e hijas amados.

Y entra en casa de Pedro. No se queda en la puerta. No espera a tener licencia. Llega al lecho del dolor. La suegra está en cama con fiebre. No es una visita al uso, un acercarse de compromiso. A veces sucede, el que está en cama se le saluda, pero vamos a otra cosa, a hablar de nuestras cosas. Jesús es distinto. Ahora es una mujer, la primera en ser curada. Pero fíjate. La toma de la mano. El secreto de la conversación queda entre Jesús y esta mujer. Pero ella se levanta. Le pasa la fiebre. El motivo de su dolencia, la razón de estar en cama, cesa. Pasa de ser servida en su limitación a ser servidora. Es el dinamismo del discipulado. Jesús sana el motivo y razón de nuestra parálisis para hacernos discípulos misioneros, servidores.

Tomar de la mano. Y toma de la mano para acariciar. Le coge de la mano para sentir el dolor. Siente su mano y aprieta. Como el enamorado y la enamorada, que entrecruzan los dedos y el calor de la palma es signo del amor. Coger de la mano y cada huella, cada callo y cicatriz es relato de un sacrificio, de un esfuerzo, de una historia. La mano débil que al calor del amor de fortalece, se agarra, se adueña del futuro. Nada está perdido. Ahora nace de nuevo pues es rescatada, erguida. El lecho de muerte, el sepulcro se hace vida. Resucita a una nueva oportunidad. La muerte está vencida. La vida abre caminos.

Curó, liberó. Abrió, abrió caminos. Y ahora sueña en la noche, en el silencio de la oración. Y se dice: no quiero éxitos, no quiero más que tu gloria Padre, no busco más que el bien. Lo que llevo en mí no es mío, es posesión de todos, es regalo para todos. 

Y el todos te buscan se hace llamada. Vayamos a otros pueblos y aldeas. Jesús no hace despachos, ni abre un establecimiento de atención. El lugar de encuentro son los caminos por los que transita y peregrina el hombre. 

¿Cuáles son los caminos de hoy? Muchos y muy diversos. Y por ellos anda Jesús, buscando corazones sedientos de amor, gentes solitarias que desean y necesitan una palabra de paz.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39):

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.

Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»

Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario