"El que pierda su vida por mi la encontrará"
Las instrucciones de Je´sus a sus discípulos no son del estilo habitual de cualquier directivo de empresa que manda a sus representantes a ganarse clientes. No les da recetas de actuación para ganarse a las masas, sino que el primero en entregarse a la misión sin pensar ni en si mismo ni en los resultados, es el enviado. La palabra radical de Jesús, la seriedad que adquiere, la absoluta disponibilidad que exige, la exigencia que supone atraviesa el alma y provoca la palabra de Pedro en una ocasión "a quien vamos a ir solo tú tienes palabras de vida eterna". Una `palabra que hoy hace en mi interior saltar de rebeldía, exigir los límites, requerir mis derechos, impetrar mis exigencias. Pero no soy yo el que ha elegido este camino, sino, que es El quien me ha llamado. A cada uno nos llama por puro amor y no por nuestras cualidades o capacidades, sino, para que quede claro que no es posible para el hombre, pero sí para Dios.
Si no pierdo la vida por lo que vale la pena, por lo bueno, lo justo, lo bello, lo auténtico, lo sano y santo, ¿por quién o por qué la voy a entregar?, ¿se la dará a cualquiera que ni la valore ni la aprecie?. No, se la daré a quien me ha rescatado, resucitado, quien le ha dado sentido a mi existir, a quien saca lo mejor de mi mismo, a quien me pone enfrente a mis limitaciones y conoce mi pecado. A quien me ha demostrado y entregado el amor ilimitado, entero, eterno y total, que es Cristo. No puedo negarme a quien siendo todo se hizo nada, para ser nosotros; siendo Dios se hizo esclavo para que seamos libres; siendo rico se hizo pobre para enriquecernos; siendo bien se hizo pecado para darnos la gracia; siendo justo se hizo culpable para justificarnos. No, no me puedo negar a el si no es negándome a mí, no puedo tener vida si no es en mi muerte para que sea vida en él.
Nosa Señora da Franqueira, escraviña do Señor, fainos xenerosos na entrega.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
13-07-15
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