Este capitel de la portada del santuario da Franqueira, representa a un monje leyendo la Escritura, Los dragones que está a su lado son las habladurías, la tentación de no escuchar la Palabra. |
Hace unos días estaba una persona limpiando un muro, sacando zarzas y malezas, unas grandes y otras más pequeñas. ¡Esto es increíble! decía la mujer. Nada de increíble, es bien visible lo que hay. Y es que, las zarzas y malas hierbas, le decía yo, no necesitan ni abonos, ni cuidados, ni estar pendientes de ellas más que para quitarlas, no les afecta ni la sequía ni el exceso de agua, y además, crecen y crecen y están por todas partes.
Después de dejar aquella conversación, que no fue mucho más prolongada, iba yo pensando en como la maldad, las malas hierbas del corazón, los pensamientos perversos, la maledicencia, todo lo que va destruyendo al hombre, no necesita esfuerzo, más que el ir creciendo en el mal, se autoalimenta en el regocijo de la autosatisfacción, se mantiene con la búsqueda de nuevos lugares en el que destruir, se alía con quien muestra debilidad, disfruta con el daño cometido y siempre quedan raíces difíciles de arrancar.
Ahora bien, si ayer el evangelio nos situaba en el crecimiento silencioso de la semilla de mostaza, hoy no tenemos que temer a que crezcamos junto a la cizaña y estemos prevenidos de que no nos ahogue. El mal está presente en el mundo y no podemos ser ingenuos, porque ¿no es más fácil la pereza que estar dispuestos a ser servidores?, ¿no es más satisfactoria la gula que unirse al hambre de los más pobres?, ¿no nos enorgullece más la soberbia que la disponibilidad?, ¿supone algún esfuerzo la lujuria, o la envidia?, ¿no te llena de razón y de razones actuar con ira?. Pues esta cizaña sigue muy presente en el corazón del hombre y no puede frenar el crecimiento del Reino.
Nosa Señora da Franqueira, axúdanos a non decaer na loita contra o mal.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
28-07-15
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