La celebración de la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María, es una parada en el camino cuaresmal. Hoy contemplamos y damos gracias a Dios por el hombre justo, fiel, solícito, entregado, generoso, silencioso, trabajador que es San José. El que recibe un encargo único, cuidar, custodiar al Salvador del género humano. Por esta razón es modelo de fe y de vida en la familia, patrón de la Iglesia universal, custodio de las vocaciones sacerdotales y de nuestro seminario mayor y a quien nos encomendamos para una buena muerte. ¿Qué hizo San José?
Escuchar a Dios. Los mensajes de Dios le ayudaron a discernir, que, aunque fueran decisiones difíciles de asimilar, decidirse por Dios es lo mejor. Esto le supuso muchos problemas y sinsabores, dificultades y riesgos, pero su papel era el de cuidar al Hijo de Dios.
Escuchar su corazón. El hombre justo que enamorado tan profundamente de María, guarda silencio ante la noticia del embarazo, y no la denuncia, sino que la iba a repudiar en secreto, lo que hable de la generosidad de su corazón y de la profundidad de su alma.
Escuchar, callar y actuar. No presume, no se coloca en primer lugar, sino que actúa en silencio, y ama al hijo de Dios como si carne suya fuera. Lo educa, lo protege, le da un oficio, lo prepara para la vida.
Hoy la lista de peticiones a San José puede ser interminable:
Pedimos para proteja a nuestras familias, les ayude a crecer en unidad y amor.
Pedimos por los padres, que con develo cuidan de su familia, y educan con sus esposas a los hijos.
Pedimos por la Iglesia, para que todos los creyentes custodiemos el amor recibido de Dios.
Pedimos por los sacerdotes, que, como padres de las comunidades creyentes imitemos los desvelos de San José.
Pedimos por el florecimiento de las vocaciones sacerdotales, tan necesarias en la vida de la Iglesia.
Por los jóvenes que vivan la nobleza y la entrega.
Nosa Señora da Franqueira, esposa e nai, roga por nós.
Feliz día de San José
Felicidades a los pepes y a los padres
Javier Alonso
A Franqueira
19-03-15
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